Bertín Osborne: “¡Ojalá no sea el hombre de moda! En este país pasan rápido”
El cantante andaluz presenta su disco ‘Crooner’ el jueves en Euskalduna Jauregia, un concierto en el que estará acompañado por una orquesta de 24 músicos
bilbao - El exitoso Bertín Osborne, el hombre que pulveriza audiencias en televisión y acaba de lograr el Disco de Oro con su último trabajo, Crooner, en el que versiona clásicos de clásicos como Sinatra y Eric Clapton, actuará el próximo jueves en Euskalduna Jauregia. Y lo hará a lo grande, en un concierto en el que colabora DEIA, vestido de smoking y con una orquesta con 24 músicos. “Sinatra me dio un par de consejos que me han servido para toda la vida”, asegura.
Ha cantado boleros, country... y ahora se pone el traje de “crooner”.
-Y baladas, rancheras y sardanas manchegas. He cantado en cada momento lo que me divertía. Y tocar con una Big Band es un espectáculo y en directo da un subidón increíble.
En el Palacio Euskalduna enmarcan su concierto en el apartado de música moderna. Curioso porque en ‘Crooner’ canta clásicos.
-No sé... La música y las modas van, vienen y vuelven. Cantar swing es clásico, pero hacerlo ahora lo encuentro muy moderno.
¿Desde cuándo escucha estándares y quién de los viejos ‘crooners’ es su preferido?
-Las escucho de toda la vida. Viví durante catorce años en Estados Unidos y allí conocí a Frank Sinatra, con el que tuvimos momentos especiales. Me dio un par de consejos que me han servido toda mi vida. Le vi varias veces en vivo. A él y a otros de su grupo.
¿Era Sinatra el mejor?
-Sí. Dean Martin el más simpático y Tony Bennett, como cantante, un lujo.
Pues le veo más Martin que Sinatra.
-Martin era el cachondo del grupo. Bueno, Sammy Davis Jr. también. La verdad es que el grupo era la pera. Quizás me identifico más con Martin.
Grabó el disco en directo, con los músicos tocando juntos. ¿Hubo que repetir mucho?
-Los músicos de The Bob Sands Big Band lo grabaron en directo y fue todo un espectáculo. Es bastante complicado hacerlo así, pero son buenísimos instrumentistas.
Y se ha atrevido a traducir al castellano algunos clásicos como ‘Fly me to the moon’, ‘Moon river’ y ‘Wonderful tonight’. ¿Valiente u osado?
-Yo escribo casi todas las letras de mis canciones. Me divierte y lo he hecho siempre, desde que empecé. Otra cosa es escribir la letra de clásicos de toda la vida que todos han escuchado en inglés. Es difícil y a mí me parece que nunca suenan bien. En fin, yo las sigo cantando en inglés.
Se gusta en la foto de portada, ¿eh?
-Es simpática. El disco es de barra de bar y la música, también. De ahí la foto. Dean Martín la hubiera hecho también en ese lugar.
Posa en ella con un vaso de whisky pero es más de vino, creo. ¿Se controla más que en su juventud?
-Soy de vino, efectivamente. Ya me bebí todo el whisky que debía beber, y el que no, también (risas). Para la foto está bien, pero sigo siendo de vino.
Las entradas para el concierto que ofrecerá en Bilbao oscilan entre los 36 y los 100 euros. Verle cuesta casi tanto como a Paul McCartney o Springsteen. ¿No es muy caro para estos tiempos de crisis?
-Habrá que preguntar a quienes ponen los precios. De todos modos, hoy en día, llevar a 24 músicos con todo lo que eso conlleva es muy complicado. Y desde luego que no hay que ser licenciado en matemáticas para comprender que es muy caro. 36 euros me parece muy razonable.
¿Viene con la gran orquesta con la que grabó el disco?
-Hay algún músico de ellos, sí, pero, en general, son chicos jóvenes, profesores del conservatorio que muestran una ilusión enorme y que suenan de flipar.
¿Canta con esmoquin?
-Sí.
¿Todo tiene sentido cuando se sube al escenario? ¿Allí no pesan los años, se olvidan?
-Siempre me divierto cantando. Lo disfruto muchísimo dónde y como sea. Como comprenderá, cantar en el Euskalduna de Bilbao es impresionante. Voy allí todos los años y sé lo que me digo.
¿Por cierto, usted duerme? ¿Cómo saca tiempo para cantar, presentar, llevar sus negocios de vino y alimentación...?
-Duermo bastante bien, aunque poco. No me hace falta más. El día tiene 24 horas, son muchas y da tiempo para todo aunque... (duda) sí, a veces acabo agotado.
¿Culo inquieto o le debe mucho a Hacienda?
-Durante toda mi vida he tenido una actividad enorme. Ahora ya no trabajo tanto por el tema de Hacienda, ya pagué lo que debía.
¿La fundación con la que mejora la vida de los niños con lesiones cerebrales es su ojito derecho? ¿Invierte en ella los beneficios que logra en sus otras actividades?
-Es mi compromiso social y todos deberíamos tener uno. La vida ha sido muy generosa conmigo y es de justicia que yo le devuelva esfuerzo y cariño. Mi mujer lleva la fundación en el día a día y hacemos mucho para intentar ayudar. La he mantenido desde hace tiempo y ahora va mejor. La idea de la empresa de alimentación es que con mis beneficios podamos ayudar cada vez a más gente.
¿Se siente el hombre de moda?
-¡Ojalá no lo sea, porque en este país las modas pasan pronto!
Parece usted más fiable para la audiencia que los políticos.
-Hombre, creo que la gente, en general, me aprecia y me sigue. No sé lo que durará, pero mientras tanto sigo esforzándome por hacer las cosas bien. Yo no tengo doble cara y soy lo que se ve. Las audiencias están ahí y eso quiere decir que la gente está detrás.
¿Cómo le va en Telecinco tras dejar Televisión Española?
-Los datos son estupendos, varían poco de momento y la media es muy buena. El programa es un lujo poder hacerlo y la repercusión que tiene es insólita. Es algo que nunca me había pasado.
Hubo mucha polémica con el cambio de cadena.
-Es normal. Un programa emblemático que cambia de cadena siempre es un conflicto, pero nosotros no lo provocamos. De hecho, hubiéramos seguido en TVE encantados. Vinimos a Telecinco porque hay más dinero y nos ofrecían más estabilidad.
¿De verdad que no cocina nada de nada o se lo hace?
-Es todo cierto, soy un paquete tremendo en la cocina. Ahora estoy aprendiendo algunas cosas.