bilbao - Xabier Sáenz de Gorbea (Getxo, 1951; Bilbao, 2015) fue una figura clave en el panorama cultural de las últimas décadas y una referencia en los distintos ámbitos de la actividad artística. Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona y profesor de Últimas Tendencias Artísticas en la Facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU, Xabier mantuvo una presencia activa en el panorama del arte vasco desde los años 80. Ya sea desde su labor docente, de comisario de exposiciones o desde su faceta de crítico, su capacidad de transmisión intergeneracional ha sido fundamental para buena parte de nuestros creadores. Además, su pasión por la archivística del arte y su capacidad investigadora le han convertido en una figura imprescindible para comprender la historia del arte vasco contemporáneo. Pero, como todos los grandes, fue también un hombre generoso y muy cercano.

En mayo se cumplirá un año de su muerte y el Guggenheim Bilbao ha decidido rendirle un emotivo homenaje. Mañana, a partir de las 19 horas, en el auditorio del museo se celebrará un encuentro en torno a su figura, en el que participarán la artista Zuhar Iruretagoiena, la profesora de la UPV Andere Larrinaga, su hermano Roberto Sáenz de Gorbea, el director general del Guggenheim Bilbao, Juan Ignacio Vidarte y Miguel Zugaza, director del Museo del Prado, con el que Xabier mantuvo una estrecha relación desde que estuvo de responsable del Bellas Artes de Bilbao. DEIA, periódico con el que Sáenz de Gorbea colaboró durante más de treinta años, también estará presente en el homenaje, en el que el periodista Félix Linares ejercerá de moderador. Al inicio del acto, se proyectará un video-entrevista a Xabier, que realizó el artista Juan Luis Moraza, para la exposición Cartografías, que se presentó en el Guggenheim en 2007.

Las críticas publicadas en DEIA, semana tras semana, son incontables. Desde las páginas de este periódico acercaba a nuestros lectores y lectoras las novedades expositivas y con él, varias generaciones han conocido el devenir del arte vasco contemporáneo y todo lo que acontecía en el panorama artístico internacional. Precisamente, la última que publicó, pocos días antes de morir, fue sobre la exposición de Niki De Saint Phalle en el Guggenheim.

“Sáenz de Gorbea tenía una gran relación con el museo desde que abrió; realizaba una gran tarea divulgativa, tanto desde sus críticas como desde su tarea de docente. Seguía muy de cerca la programación del Guggenheim, pero también venía muy a menudo con sus alumnos y alumnas. En el comité de programación, surgió la idea de organizar este homenaje, aglutinando todas las múltiples facetas de Xabier”, explica Marta Arzak, subdirectora de Educación e Interpretación del museo.

cuaderno de proyectos Sonia Rueda compartió con Xabier no sólo su vida sino también su pasión por el arte. Desde la muerte de Sáenz de Gorbea, trabaja para conseguir que el trabajo de su compañero se comparta “como a él le hubiera gustado. Por ejemplo, Xabier poseía una extensa biblioteca de arte. Solía abrir sus casa los miércoles, de cuatro a nueve, a sus alumnos para que la consultaran. Sé que a él le hubiera gustado que alguna institución acogiera la biblioteca y el material gráfico que reunió en exposiciones, en sus viajes a ferias... y que luego llevaba a sus clases para compartirlo con sus alumnos”, asevera.

Sonia está también realizando una gran tarea recopilando las publicaciones de Xabier. Tan sólo en DEIA ha escrito más de mil críticas a lo largo de más de treinta años. “Me encuentro con la responsabilidad de cuidar este legado que nos ha dejado, no puedo mirar hacia otro lado... y, además, no quiero. Tengo un cuaderno de proyectos para Xabi, de cosas que yo puedo hacer... Fue una persona muy generosa que dio mucho en general y, sobre todo, por el arte. Creo que, de esta manera, puedo seguir manteniendo su espíritu de generosidad. Siempre decía que teníamos que dejar un mundo mejor”.

Entre los proyectos escritos en su cuaderno están también la publicación de los apuntes de historia y del máster de moda. Xabier se embarcó con su hermano Roberto en 1971 en la difícil aventura de fundar una galería de arte, Windsor, cuando apenas nadie pisaba las galerías en Bilbao, contagiados por el ímpetu de su padre. “Ha sido mi brazo derecho y mi brazo izquierdo, hemos estado toda la vida juntos. Hace poco la galería ha cumplido 45 años, pero no está la situación para hacer celebraciones”. Faltaba Xabier.