lAS prendas de alpaca tejidas a mano por un grupo de reclusas bolivianas irrumpieron por primera vez en una pasarela de moda gracias a un programa de reinserción social que les permite tener ingresos propios y mejorar sus condiciones de vida. El programa Pan de libertad, empresa social que transforma vidas, organizado en la cárcel de Obrajes de La Paz por el Banco de Desarrollo de América Latina-CAF, presentó las piezas en una gala la semana pasada. La directora de Innovación Social de CAF, la colombiana Ana Mercedes Botero, explicó que el programa pretende “contribuir con una rehabilitación genuina y una posible reintegración al mercado laboral” de las internas que participan en los programas en esa cárcel, denominada Centro de Orientación Femenina de Obrajes. Botero destacó que el programa, en el que la CAF ya ha invertido entre 200.000 y 250.000 dólares en dos años con la ayuda de otros socios, contribuye a “trabajar la autoestima, dignidad y confianza” de las reclusas para que “las capacidades empresariales puedan tener un terreno fértil” a la salida de la cárcel. Mariel Ortiz, una de las capacitadoras que trabaja en este programa desde hace dos años, destacó que el tejido es para las reclusas “como una terapia” porque no tienen mucho más que hacer. Con un visión integral del negocio, ha enseñado a las mujeres las técnicas del tejido y los conocimientos del mercado. Las chaquetas, bufandas, jerséis y gorros que producen las internas se venden al exterior de la cárcel y suponen a menudo la única fuente autónoma de ingresos para las participantes. “Es un trabajo digno”, apuntó la formadora, que sirve para “mejorar su calidad de vida”.
La diseñadora de la colección, Claudia Pérez, ha combinado el diseño, la salida comercial de las prendas y la parte práctica para conseguir que las mujeres aprovechen su capacidad manual con técnicas de tejido imposibles de realizar a máquina.