lA ermita La Antigua de Zumarraga, conocida como la catedral de las ermitas vascas, y ubicada en un paraje idílico del monte Beloki, supura historia y es célebre por su particularidad arquitectónica, al combinar piedra y madera. Además, a dos kilómetros, la villa ofrece múltiples muestras de interés artístico-cultural, civil, religioso y gastronómico que merece la pena conocer.

Semifinalista este año en el popular concurso que realiza la Guía Repsol como Mejor Rincón, Santa María de Zumarraga, conocida popularmente como La Antigua, fue hasta 1576 templo parroquial de la hoy villa guipuzcoana. Situada a dos kilómetros de la localidad, su exterior también invita al disfrute, en las estribaciones del monte Beloki, ya que domina un espléndido panorama circundante. La terraza natural que ofrece, entre un bosque de encinos centenarios, provocó que, en el siglo XII, se utilizara como fuerte.

Así lo cuenta Jesús Pérez en cuanto cruzas su puerta y dejas atrás el tosco aspecto exterior de esta joya de la arquitectura popular religiosa, de estilo románico-gótico. “El edificio no nació con vocación religiosa, hizo de vigilancia”, explica a los turistas y devotos, alrededor de 50.000 en 2014, que alucinan con la historia que cuenta acerca de que se construyó con las piedras arrojadas por los gentiles (gigantes de la mitología vasca) desde la cumbre de Aizkorri.

La Antigua, que presenta una base rectangular y una bellísima talla de la Virgen, ofrece una nave única de 31 por 20 metros, cubierta a dos vertientes. En su fachada sur destaca una interesante portada románica y se enorgullece de un ábside trapezoidal añadido en el siglo XV. Destaca también su ventanal, calvario y ocho saeteras abocinadas que cuelan la luz solar a su sorprendente y original interior, que se observa en su integridad desde el coro trasero.

Perfecta simbiosis de piedra y madera, cuenta con seis columnas de sillares. La vista recorre admirada sus vigas, pies derechos, tirantes, tornapuntas, jabalcones, zapatas y antepechos de roble ensamblados rústicamente y tallados con cabezas femeninas, utensilios y dibujos geométricos. Conviene no perderse su centro de interpretación, a escasos metros, para conocer más detalles y también descansar y reponer fuerzas en su bar restaurante. Y también visitar Zumarraga, especialmente el Ayuntamiento, la casa torre y estatua de Miguel López de Legazpi, las esculturas de Oteiza y Larrea o la plaza de Euskadi.