gasteiz - Última noche del Azkena Rock Festival, la del sábado, con 12.426 espectadores en el recinto de Mendizabala. A eso de las tres de la madrugada, los Dj se hicieron cargo de los que quisieron alargar un poco más el certamen, mientras el resto enfilaba camino al descanso tras vivir una recta final llena de contrastes. Por un lado, con la apisonadora que, en distintos sentidos, supusieron Mastodon, Off! y Kvelertak. Por otro, con las propuestas diferenciadas y personales de Wovenhand y John Paul Keith. En medio, unos Ocean Colour Scene que, dando un mejor concierto del esperado, se perdieron en un horario de medianoche que no era el suyo.

Le tocó abrir a Mastodon cuando pasaban las diez, aunque hubiera sido mejor que su propuesta llegase un poco más tarde. Como era de esperar, los norteamericanos ofrecieron una actuación sin concesiones, potente e intensa, sobre todo con temas de su último disco, aunque en el combate metalero de la jornada no fueron los triunfadores. Esos vinieron después.

Por cierto, como ya ha sucedido con bandas como Kiss, alguien debería decirles a los grupos que es mejor callarse antes que confundir Vitoria con Bilbao, como le pasó a Troy Sanders. Anécdotas a un lado, el cuarteto cumplió su papel de cabeza de cartel, más allá de que había unos cuantos en el recinto que no aguantaron mucho o que aprovecharon para hacer otras cosas.

Tras la descarga, llegó el primer solape de la recta final con dos conciertos tan diferentes entre sí que podrían no parecer del mismo universo. Hubo que hacer equilibrismos para ver mitad y mitad, sobre todo teniendo en cuenta que Off! terminó 15 minutos antes de lo previsto. La que algunos han llamado super banda del punk, aunque eso sea mucho decir, se mantuvo en todo momento en un listón bastante alto, sabiendo sumar cada uno de sus cuatro componentes lo necesario para construir una bofetada de las que no duelen e incluso gustan, más allá de que el parloteo y el sombrero publicitario de Keith Morris sobraran. Al otro lado del recinto, hubo algo menos de tiempo para disfrutar de un John Paul Keith que regresaba a tierras vascas demostrando clase, gusto y sentido, más allá de que verlo en sala ofrece más alicientes.

the beatles En esas llegaron unos Ocean Colour Scene sin Steve Cradock que cerraron con The Beatles un oasis de tranquilidad que se hizo extraño en ese momento de la noche. Su propuesta britpop recuperando temas más o menos conocidos hubiera tenido más sentido por la tarde. Aún así, Simon Fowler y compañía hicieron lo que pudieron, que no fue poco.

Y aquí llego el que, con toda seguridad, ha sido el peor momento de este ARF, tener que elegir en la despedida entre Wovenhand y Kvelertak. Desde principios musicales totalmente opuestos, ambos pusieron todo lo que tenían para llevarse el favor de un público todavía muy numeroso.

En su vuelta al recinto de Mendizabala, David Eugene Edwards mostró una cara muy distinta, convenciendo y atrapando, pero aunque lo suyo sonaba estimulante, lo que los noruegos estaban haciendo en el segundo escenario era, sin más adjetivos, brutal. Están en su momento justo, en ese instante en el que parece que todo sale, incluso que vuele un instrumento y no le dé a uno de los miembros de seguridad de milagro. Todo esto con un Erlend Hjelvik que, camino de las tres, se quitó la chaqueta nada más empezar y a pecho descubierto subió, bajó, cantó y se dejó llevar por un instante entre las manos de los presentes.