BILBAO - Los Secretos han grabado Algo prestado (Warner), disco en el que descubren sus raíces con versiones de Jackson Browne, Peter Gabriel, Nick Lowe, Gram Parsons, Ry Cooder o Foreigner. “Empezamos aquí porque somos medio vascos”, explica Álvaro Urquijo. La gira del grupo se inició el viernes en el Kafe Antzokia de Bilbao, con entradas agotadas, y ayer pasó por el Zentral Café Teatro de Iruñea.
¿Se graba disco en directo o de versiones cuando falta la imaginación?
-Todo surgió hace dos años, cuando se decidió grabar disco nuevo. Yo estaba enfadado con el mundo por el desamparo y tristeza de los músicos y del mundo de la cultura. El IVA, la piratería, el concepto de cultura como entretenimiento? Y no hablo solo del PP, sino de todos los gobernantes. Habíamos vendido unos pocos miles de discos del CD anterior, en torno a 20.000, muchos más que otros, pero estaba triste. Además, gente de mi entorno estaba en el paro y pasándolo mal, por lo que solo me salían canciones amargadas. Parecía canción protesta, sin nada positivo.
Y surgió aquel sueño que me comentó, el de versionar a sus ídolos ¿no?
-Exacto, nos falta el otro, tocar en Estados Unidos, el país cuya música nos ha influido. Ha sido como volver a los inicios, cuando teníamos pocas canciones y hacíamos versiones para rellenar. Eran temas de The Who, The Birds o The Jam, y se nos daban bien. Además, hemos estado en treinta homenajes a músicos como Serrat, Antonio Vega, Ríos, Duncan Dhu, Hombres G?, además de múltiples colaboraciones. Reflexionando, me di cuenta de que habíamos hecho muchas versiones y surgió la idea del disco doble, la mitad con canciones nuevas y el resto, versiones.
Y, ¿qué pasó?
-Que el de versiones nos ha llevado dos años desde que adaptamos Hickory wind, de Gram Parsons. Ha sido una locura por los derechos y autorizaciones. ¡Estos norteamericanos son muy suyos, no les gusta que les traduzcan! El camino ha sido muy tortuoso y complejo. A ello hay que sumar la adaptación al castellano, la elección entre miles de temas favoritos que se acoplaran a nuestro estilo, la naturalidad, la tonalidad, que la letra no fuera un boniato?
¿Quiénes dijeron que no?
-John Hiatt, Crosby, Stills, Nash & Young, Eagles, Supertramp, Beatles? Sin ellos, los obligatorios eran Jackson Browne, Ron Sexsmith, Fountains of Wayne? Todos han dado problemas burocráticos. Fui un inocente, aunque el trabajo ha sido tan divertido como complejo. En marzo, el disco se paró porque faltaba autorización para cinco canciones ya grabadas.
La mayoría de los autores versionados son de los años 70. Los de su juventud, cuando se asientan los gustos musicales.
-En esos años éramos esponjas y había una radio y una televisión preocupada por la música. Ahora, eso no existe, está todo difuminado en estilos diferentes. En esos años, nos juntábamos nosotros, que hacíamos pop, con el punk de Parálisis Permanente, el power pop de Nacha Pop? la idea era común, como en la Transición. Todo era válido y bueno.
Es curiosa la falta de versiones de Tom Petty y de Springsteen. En el caso del Boss porque la portada del disco emula a la de ‘Born to run’.
-Petty es uno de los problemáticos? y uno de mis admirados, también. Su tesitura vocal es muy aguda y no quería hacer una versión que no fuera digna. Trabajé algunas letras y sus estribillos, en castellano, sonaban a rayos. De Bruce, tuve cuatro canciones sobre la mesa. Era muy difícil adaptar sus letras. Por ejemplo, The river se quedó a la mitad. También Dylan, por lo mismo.
Casi todas las versiones son de Estados Unidos, pero hay también guiños al cancionero en castellano.
-Con Échame a mí la culpa y Canción mixteca quisimos reflejar nuestra pasión por la música en español. Y aunque los que más nos influyeron fueron Tequila, Asfalto y Burning, elegimos grabar esas dos canciones para no repetirnos porque, ya te dije antes, hemos grabado ya muchas versiones con músicos españoles.
Empiezan la gira en Bilbao. ¿La familia tira?
-La sangre tira mucho. Tenemos familiares en Bizkaia pero también en Donostia. Somos medio vascos (risas). Y siempre nos tratan fenomenal, como en Galicia y Murcia, por ejemplo. Nunca me he ido mal de un concierto en Euskadi porque el vasco tiene una educación y un oído crítico tremendo. Se recibe muy bien al músico y se regalan aplausos de manera sincera.