NO se sabe lo que se tiene. Ir de exposiciones siempre es una búsqueda que conduce a lo no conocido. Es como encontrarse con alguien del que no sabes desde hace tiempo. Las oportunidades son infinitas y el camino de lo incierto produce no pocas perplejidades. La escena artística se circunscribe mediáticamente a pírricos vacíos en la aventura informativa. Cuentan más los protagonistas que las obras, la información que el análisis y el cuestionamiento. Hay autores que tienen nombre, pero muchas veces han agotado su vía y necesitan salir del agostamiento.
El pasado día 10 concluyó una exposición interesante en la galería Vanguardia. Su autor es conocido y ya ha expuesto en Bilbao. Se llama Oliver Oefelein y nació en Berlín en 1963. El título era sugerente, Twisting & Turning, y sus propuestas también lo fueron. Había que haberla visto. Es un creador sensible que investiga con lo material y propone emocionales encuentros. Flotabilidad es una palabra recurrente. También la noción de lo liviano. Pero sobre todo surge la idea de que tiene mirada, mundo, conocimiento. Sus formas y volúmenes son como piedras que disponen un espíritu flotante. Una presencia corpórea que se arremolina por el espacio de manera etérea. Ni siquiera el uso exclusivo del blanco impide su emergente irrupción. Una experiencia que participa de la perspectiva de la instalación empleando un material innovador: el basotect. Son nubes y dulces sueños que aparecen como sugerentes denominaciones.
Las posibilidades del nuevo espacio de Carreras Mugica, por otra parte, son enormes. Unas salas amplias que conectan entre sí y permiten la presentación de autores muy diversos. Parece que se está en otra ciudad. La programación actual es realmente singular. Está compuesta por creadores de diferentes promociones de Bellas Artes que promueven ideas y prácticas muy significativas.
Sergio Prego (1969) estará en la nave central hasta el próximo día 28. Su espíritu es el de un investigador, cuya aventura no cesa de sobrepasar límites. Los de la percepción, los del espacio, los del tiempo o los de los materiales. Con la nueva serie continúa su dialéctico idilio entre lo dinámico y lo estático, así como toma el pulso a lo ligero y en proceso fluyente.
El trabajo de Miren Arenzana (1965) tiene un notable desarrollo y ampliación de horizontes en las últimas temporadas. La presencia en el estudio de la galería incide en una práctica cuyo carácter es constructivo y conlleva el menos es más de Mies van der Rohe. La muestra lleva por título love 3 y concluyó ayer.
No menos interesantes son las piezas del hall. Allí se presenta obra sobre papel de Nadia Barkate (1980). Unas propuestas que hasta el último día del mes rompen con la reciedumbre minimalista para adentrarse en una figuración imaginativa y personal. La artista bilbaina se surte de todo lo que encuentra a su paso con un dispositivo gráfico muy dinámico y personal.