sI algo caracteriza a Los Enemigos, además de su visión clásica, afilada y eléctrica del rock, es su sinceridad. Abandonaron en 2012 “hartos y aburridos”, para regresar a los escenarios una década después “por la pasta”. Y como les fue bien, han grabado sus primeras canciones nuevas en 15 años. Con ese disco bajo el brazo, Vida inteligente, llegan hoy al Kafe Antzokia de Bilbao. “Es un vacile al tiempo, jugar al escondite con él. Y sienta de cojones”, aseguran.

Con epicentro en Malasaña, Los Enemigos dieron lecciones de rock honesto, clásico, costumbrista y mordaz desde 1985 a 2012, con clásicos como La vida mata. “Nos han vuelto a expulsar. Lo llaman crisis, pero todos sabemos que nuestro sitio nunca estuvo en el paraíso. Aquí afuera, tanteamos en la intemperie y despertamos otra vez. Somos las razas de Caín y tenemos hambre”. Con esta presentación se reagruparon en 2012 y tras una gira que mostró “un momento dulce”, los madrileños optaron por grabar Vida inteligente, su noveno disco, mostrando una llave inglesa en la portada -con un par- frente a tanto artilugio que nos facilita la vida a los humanos últimante.

La ceniza -y la alopecia- cubre sus azoteas, pero siguen sonando a sí mismos en sus nuevo CD, que alterna caña y baladas, y muestra a Josele Santiago (compositor, cantante y guitarrista) en su salsa, con una voz menos áspera tras operarse de unos pólipos y unas letras entre lo existencial y los guiños a la calle y a esta sociedad en crisis. Si eres rockero, estás indignado y no gustas de soflamas fáciles, te tocarán la fibra Gurú, Firme aquí (contra las preferentes) o Mare nostrum. Cementerio de elefantes te sonará a homenaje a los viejos rockeros, en clave salvaje y con ecos de Rosendo, hay baladas escalofriantes como Perra tuerta (va de “envejecer y morir libre y tranquilo”, Josele dixit), guiños al rock setentero y sureño, y al punk de The Stranglers y The Damned en Santos inocentes.