lA tragedia, el duelo, el luto y el peso de la culpa, presentes en las obras literarias de García Lorca y Dante, desfilaron ayer en la pasarela madrileña de la mano de Moisés Nieto y David Delfín, respectivamente.

El luto está de moda. Más, cuando el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el MET expuso La muerte os sienta tan bien: Un siglo de vestidos de luto, en la que recoge prendas que se usaron desde 1815 a 1915 para llorar y guardar el luto a los muertos. Idea que también estuvo presente en la MBFWM cuando Moisés Nieto presentó su colección doble de 18 piezas con las que juega a la dualidad, destinada para el otoño-invierno 2015-2016. De dos en dos salieron a la pasarela las modelos. La primera, con las prendas de color. La segunda, con el mismo estilismo teñido en negro. “Juego de prendas y maniquíes que evocan la sombra alargada de la culpabilidad que nos hace sentir mal por todo lo que hacemos bien”, explica Nieto, que bebe de la obra de Lorca para hacer su propia versión de Bernarda Alba. A lo largo del desfile se vieron prendas que plasman al mismo tiempo la tragedia, la pena, el luto, las ganas de vivir y la alegría. Si la pena la tiñe en negro, la alegría la representa con estampados de pata de gallo en azules, blancos y amarillos, bermudas combinadas con sudaderas, vestidos en tonos dorados y verdes de líneas ajustadas. Los zapatos planos tipo Oxford en tonos rosas, amarillos y negros, de Ana Matt y unos coquetos bolsos Lautem arroparon la colección de un Nieto maduro, que compartió desfile con Leandro Cano, que subió a la pasarela una serie de propuestas con patrones clásicos y cortes complejos estampados con paisajes andaluces.

‘Inferno’ El creador David Delfín presentó Inferno, una colección candado que cierra una trilogía que comenzó con No one y continuó con El tiempo de los monstruos. Para esta nueva colección, que habla de dolor pero también de esperanza, se ha releído la literatura de Dante, ha revisado el filme Drácula de Francis Ford Coppola y ha conectado con el ritual y la estética del Aikido, “arte marcial, que no pretende destruir al contrario, sino neutralizarlo sin dolor”. Y con este conjunto de ideas, el malagueño confecciona una colección “muy autobiográfica” que comienza con un luto riguroso, en la que tienen cabida pantalones anchos con cortes horizontales y pliegues en los laterales y jerséis que recuerdan quimonos. Termina con un luto aliviado, coloreado con pinceladas grises y blancas. Pinceladas que ha trazado el pintor Santiago Yáñez sobre tres prendas, que ahora se convierten en lienzos que cotizan. “Estoy superorgulloso, es un sueño”.

Roberto Torretta cerró la mañana con un trabajo repleto de cuero tratado en distintas formas, bien sea al aceite o grabado como estampado de piel de cocodrilo. La minifalda y la silueta en forma de A, sello de la casa, vuelven a vestir a la mujer, pero esta vez con tejidos rígidos como el vaquero y el satén. Para la noche, propone un esmoquin con pantaloncitos cortos, “mi intención es rejuvenecerlo”, aseguró.