bilbao - Han pasado varios meses en la UVI del Bellas Artes de Bilbao y ya están listas para salir a sala. La pinacoteca bilbaina presentó ayer las obras restauradas con el Programa de Restauración y Conservación del Museo que desde el año pasado apoya Iberdrola. En esta ocasión, han sido seleccionados cinco óleos y 15 dibujos del artista bilbaino Roberto Laplaza, a los que se les ha sometido a un tratamiento curativo para devolverles su esplendor inicial.
Para ello, se han utilizado técnicas de análisis como la luz ultravioleta, que aporta información sobre los elementos de la superficie de la obra, la reflectografía infrarroja, que les ha permitido investigar a niveles profundos de la capa pictórica y visualizar el dibujo. Y radiografías y estudios estratigráficos, que les ha aportado una información muy precisa de las diferentes capas que componen la materia pictórica y su disposición y el modo de trabajar del artista.
Al acto de presentación asistieron ayer el viceconsejero de Cultura, Joxean Muñoz; el director regional de Iberdrola de la Zona Norte, Fernando Llarena; el responsable del Museo, Javier Viar, y el jefe del departamento de Restauración, José Luis Merino. También acudió Gabriel María Guzmán, quien ha donado este mismo año una de las obras restauradas, un óleo del guipuzcoano Antonio María Lecuona titulado Romería en Salbatore, de 1886, que representa una estampa costumbrista. Según explicó José Luis Merino “tras realizar un mapa de daños, se eliminaron los retoques aplicados en restauraciones antiguas y se realizó la reintegración cromática de las faltas de pintura. Para finalizar, se le aplicó un barnizado de protección”.
El director de la pinacoteca aprovechó la presentación para anunciar además que en abril se programará una exposición monográfica dedicada a este artista, que destaca en la pintura vasca por ser uno de los precursores del costumbrismo y por haber sido maestro durante tres décadas de toda una generación de pintores.
Tríptico De mediados del siglo XVI es el tríptico La flagelación, atribuido al taller de Jan Van Dornicke, en Amberes, que en aquel momento gozaba de gran prosperidad. A él acudió su yerno, Pieter Coecke, quien también trabajó en la tabla. En este caso, tras una limpieza de la suciedad y el barniz, se ha intervenido sobre la falta de pintura y se ha cambiado el marco por uno más acorde con su época y dotado de un sistema de protección en caja climática con cristal orgánico antirreflectante, que no entorpece su visión pero protege la obra de cualquier agente perjudicial.
Entre las pinturas recuperadas de arte antiguo, se encuentra también un óleo de 1842 de Juan Barroeta Lecanda, uno de los principales retratistas de la burguesía vizcaina de mediados del siglo XIX, que muestra un posado colectivo de su familia, en el que se encuentra su hijo, el pintor Juan Barroeta, y que es el que presentaba un peor estado de conservación. La obra tenía barnices muy oscurecidos por el paso del tiempo y retoques también alterados que habían sido aplicados en restauraciones antiguas.
Se han retocado también dos óleos de artistas contemporáneos vascos del siglo XX como son Vicente Ameztoy y su retrato del artista guipuzcoano Goenaga, de 1976, y Mikel Díez Alaba, del que se ha restaurado su obra Sin título, de 1975, adquirida el año pasado. En el caso de los dibujos sobre papel de Roberto Laplaza, el enmarcado y montaje con materiales específicos para cada una de las obras, ha sido un capítulo especialmente significativo, por la fragilidad intrínseca del soporte de la obra.