Bilbao - La Sala Rekalde de Bilbao acoge hasta el 25 de enero una retrospectiva de la fotógrafa Lynne Cohen. Se trata de la primera vez que se muestra en Europa, a lo largo de 78 imágenes, la obra de esta artista norteamericana nacionalizada canadiense y fallecida este año.
La exposición es “un relato que va cambiando” desde los inicios de la carrera de Cohen en el año 1971 hasta el final de su carrera, según apuntaron en la presentación de la muestra, producida por la Fundación Mapfre, la comisaria Nuria Enguita Mayo; el director de Cultura, Gonzalo Olabarria; y el viudo de la artista, el filósofo Andrew Lugg. La especialidad de esta fotógrafa, que tomó buena nota de las obras nacidas del Pop Art, son los espacios interiores. Sus primeros pasos los dio fotografiando el salón de su propia casa y las habitaciones de sus vecinos, buscando siempre la simetría y haciendo uso del blanco y negro. Más tarde se decantó por plasmar instalaciones militares, laboratorios, balnearios o peluquerías, entre otros lugares. Tal y como señaló la comisaria Nuria Enguita Mayo, el desarrollo del trabajo de Cohen a lo largo de los 40 años de su carrera “es muy sutil” y se observa en la “suave evolución” que va del blanco y negro al color, y de un encuadre más cercano a los objetos a uno más duro. La artista destaca por fotografiar los espacios tal y como los encuentra, por utilizar una luz plana, apostar por la simetría y por el distanciamiento del objeto. En la obra de esta creadora nunca aparecen personas, pero logra transmitir en sus imágenes las relaciones de estas con los lugares que plasma, dejando al espectador la oportunidad de adivinar quiénes habitaban dichos espacios.
En algunas imágenes pueden verse siluetas o maniquíes, como en Poline Range, o Class Room, además de bustos de esculturas fabricados en serie, como en la fotografía titulada Factory. “La ausencia de personas no vuelve a mi trabajo inhumano, ajeno o frío? Hay huellas de gente en ellas, así como maniquíes, carteles, muñecos, sillas con atributos humanos, sombras extrañas que nos dicen que no estamos solos”, aseguraba la propia artista. Ella misma señalaba que en sus obras no aparecen personas porque no sabría colocarlas, aunque en sus imágenes siempre hay una persistente presencia humana. Según la comisaria de la exposición, se puede encontrar en su obra “una clara referencia a la sociedad del control y de la vigilancia”. “Sus trabajos se convierten en un testimonio fundamental para entender la complejidad actual de ciertos entornos construidos, de una arquitectura muchas veces cotidiana pero que domina nuestros hábitos y nuestras relaciones”, añadió Enguita Mayo.
Carrera brillante Como apuntó en la presentación la comisaria, Lynne Cohen es una fotógrafa “no desconocida pero sí no popular en España”. Sin embargo, la artista ha sido reconocida internacionalmente por su trabajo sobre los espacios interiores e íntimos. Nació en Wisconsin en 1944 y dio clases de fotografía en la Eastern Michigan University, y en escuelas de Ohio, Nueva Escocia o Burdeos. Recibió premios como el Logan Award del Art Instituye de Chicago en 1967 y varios galardones del Canada Council. Ahora, la Sala Rekalde recoge una muestra que, como aseguró Olabarria, es “una oportunidad inmejorable para disfrutar de los espacios que fotografió imaginándonos historias y vivencias de los personajes invisibles que los habitan”.