Como en sus mejores discos, el veterano Jackson Browne, superviviente de la mejor canción de autor de los 70, alterna lo personal y lo político en su nuevo disco, Standing in the breach (Warner), CD que cierra 6 años de silencio y ofrece un repertorio de rock suave, country y folk para un tiempos difíciles a los que aporta fe y esperanza. “Es sobre el amor, la esperanza y el desafío frente al avance de las incertidumbres de la vida moderna”, explica.

El estadounidense, nacido en Alemania en 1948, llevaba seis años sin publicar canciones nuevas, desde Time, the conqueror, un álbum crítico con la Administración Bush. Activista medioambiental, como mostró en su participación en los míticos conciertos No nukes, Jackson es un superviviente del country y la canción de autor californiana de los 70, cuando compuso clásicos como These days y Take it easy (llevado al éxito por Eagles), y alcanzó el Olimpo musical con The Pretender y el de las listas de éxitos con Running on empty, que incluía su versión del legendario Stay.

Autor relacionado con el Estado español y Euskadi, donde ha actuado junto a Luz Casal y David Lindley, además de colaborar con Jabier Muguruza en su disco Bikote bat, Browne acaba de publicar su disco 14º. Se lo piensa mucho el estadounidense, que ha grabado Standing in the breach junto a su banda habitual, liderada por la guitarra de Val McCallum, más algunos músicos virtuosos y reputados, como el también guitarrista Greg Leisz (su mástil ha ofrecido muchas masterclass de aliento country); Luis Conte (percusiones); Benmont Tench (teclista de Tom Petty) y el batería Jim Keltner. “La combinación de sus dotes proporciona la base musical y las bases emocionales de mis nuevas canciones”, dice Browne.

El disco y su título, inspirados en el terremoto de Haití, cuyos resultados se advierten en la fotografía de su portada, obra de obra del peruano Moisés Samán, ganador de varios World Press Photo, combina el territorio personal y el socio-político, con el sentimiento y el corazón como puentes de interconexión. Con su voz dulce de siempre y alternando las guitarras y el piano, Browne firma un buen disco de rock adulto y suave, de inspiración folk y ritmos country. Un disco que destila fe, esperanza y deseos de seguir viviendo a pesar de las adversidades. “Mantener la esperanza es tan importante como lo ha sido siempre. El problema con los gobiernos es también el mismo de siempre. La gente ansía mejores representantes”, ha explicado a la agencia Efe.

nuevas y viejas El CD incluye varias gemas, a las que separan varias décadas. Destacan especialmente las viejas Here y The birds of St. Marks, este último un tema que compuso en 1967, cuando era músico de Nico, pero al que no había logrado dotar del sonido adecuado hasta ahora, con un aire melancólico e ingenuo que remite a The Byrds; y Yeah Yeah, una canción actual de aliento pop y gran melodía que debería ser un éxito mundial si el mundo fuera justo.

El álbum también incluye el medio tiempo The long way around, con una guitarra psicodélica y un ritmo casi hip hop; un ligero toque r&b en Which side?; incursiones en ritmos country como el de Leaving Winslow; y dos versiones, una del maestro Woody Guthrie, titulada You know the night, y otra de su amigo Carlos Varela, cubano del que toma prestado Muros y puertas (“desde que existe el mundo hay una cosa cierta: unos hacen los muros, otros las puertas”) y la convierte en Walls and doors. “No sé qué decir sobre estos tiempos”, canta el “amigo americano”, un tipo maduro y sabio repleto de dudas y confusión pero, a pesar de todo, satisfecho con el presente. “Si pudiera estar en cualquier sitio en el tiempo, querría estar aquí y ahora? y cambiar las cosas”, entona también en este disco repleto de amor, esperanza y sueños “tan brillantes como el sol” que buscan cambiar el mundo.

En Which side? se hace eco de la corrupción, el poder de las multinacionales y la banca, las elecciones amañadas, el monopolio de la industria farmacéutica? “En la batalla por el futuro ¿de qué lado estás tu?”, canta, justo antes de mantener la fe y la esperanza de “construir algo nuevo y darle la vuelta al mundo”. En el tema titular del CD, acariciando su piano, le canta a “aguantar en la grieta”, contrapone la pobreza de unos con otros que “viven como reyes” y concluye asegurando que “el cambio que el mundo necesita está aquí, en cada uno de nosotros”.