Dedico esta película a Gallardón y a su ley del aborto”, comentó en una entrevista reciente a este periódico la directora del largometraje Tres mentiras, Ana Murugarren. Joaquín Trincado, productor de este “thriller social” que llegó a las salas de cine el pasado 12 de septiembre, no oculta su gozo tras la dimisión del ministro de Justicia: “Salvo Rouco Varela, creo que nadie entendía esa ley tan demencial, así que hemos recibido con alegría la noticia de su dimisión”, admite. “Con todo, Tres mentiras se dirige a las mujeres, en especial a aquellas que se vieron desprovistas de sus derechos y que fueron tratadas como apestadas por ser madres solteras? Sin olvidar que organizaciones en teoría de carácter caritativo hicieron un negocio muy sucio con su situación”, puntualiza.
A raíz del reciente “bombardeo” de noticias sobre bebés robados, el equipo de Tres mentiras conoció un escalofriante caso ocurrido en pleno centro de Bilbao, el cual se repitió por desgracia hasta los años 90, “o sea, anteayer”, apostilla Trincado.
El filme, que protagoniza la ganadora de un Goya Nora Navas, se basa en aquellos espeluznantes hechos reales. La actriz encarna a Violeta, quien en el lecho de muerte de su madre descubre que fue adoptada y decide ahondar en sus orígenes, para lo que contará con la ayuda de dos agentes de policía, interpretados por Mikel Losada y Lander Otaola.
Tres mentiras intercala la época actual con los inicios de los años 70, a través de la historia de tres jóvenes que permanecen aisladas, encerradas en un céntrico piso de Bilbao, a la espera de dar a luz... “Es una película que tiene el ritmo del thriller, a través de la investigación que lleva a cabo Violeta, y la ternura de las tres jóvenes, perdidas en ese piso por distintas razones”, señala el productor. “Siempre intento que mis producciones tengan los componentes que me agradan como espectador, y en este caso se cumplen: trata un tema complejo pero no olvida el primer principio del cine, entretener”, afirma. “Y es asequible para todos los públicos”, agrega.
Una profesión de alto riesgo Trincado resume en una palabra las complicaciones que se ha encontrado a la hora de producir este largometraje: “Todas”, confiesa entre carcajadas. “Un productor es alguien que decide que exista una película y que ésta llegue a las salas. Es decir, una labor de titanes donde el riesgo es altísimo, porque el productor se responsabiliza de toda la inversión”, explica.
“Esta es una película que me costó mucho decidirme a hacer, porque las circunstancias eran complicadas -reconoce-; pero estoy muy orgulloso del resultado”, se congratula, al tiempo que cita a su compañera Ana Murugarren como una de las principales razones por las que se decantó por este proyecto. “(Ana) es la cineasta más completa que conozco: inteligente, eficaz, sutil? y domina el montaje como nadie, lo cual también es un problema porque cuando se pone a dirigir intento buscar a alguien para esta tarea y no encuentro a nadie a su altura. Al final, tengo que recurrir de nuevo a ella”.
Sobrevivir al estreno El camino para llegar a las 42 salas donde puede verse esta película no ha sido fácil. Tres mentiras carece de ningún tipo de ayuda pública y, una vez producida, quedaba una tarea si cabe más espinosa: la distribución. “Estrenar es caro, los distribuidores no quieren arriesgar y prefieren dar cuatro salas a un taquillazo que ofrecer espacio a otro tipo de filmes”, observa.
La asistencia del público cada fin de semana es determinante para asegurar su permanencia en las salas una semana más. “Cada viernes hay una docena de estrenos, la competencia es dura y, al final, aspiras a que la película tenga cierto oxígeno para que al público le dé tiempo a conocerla, a comentarla en su entorno, etc.”. El boca a oreja es fundamental cuando no se cuenta, por ejemplo, con “la capacidad salvaje” de promoción de gigantes de la comunicación como Mediaset o Atresmedia. “Estos días se ha escuchado que la taquilla del cine español de este año va a ser la más alta de su historia? pero lo que no se dice es que esos buenos datos los copan dos o tres títulos producidos por estos grupos mediáticos”, precisa Trincado, quien echa de menos “el amor al cine, al vasco y al español en general”.
El productor, quien fuera vicepresidente de la confederación Fapae, lamenta el “trato peyorativo e injusto” con que se trata, en muchas ocasiones, a las producciones locales, muy al contrario de lo que sucede en países como Francia, “donde se cuida de manera exagerada el cine francés, entendido como un patrimonio de la República”. A su juicio, el discurso del ministro Wert dista mucho de la política francesa. “No creo que haya voluntad de buscar soluciones por su parte, no ha demostrado sensibilidad ni capacidad para ver el potencial de la cinematografía para un país”.
Pese a todas las dificultades, que no son pocas -“¡luego es que la gente prefiere el poteo, el fútbol y las alubiadas a ir al cine!”, ironiza-, Trincado se consuela al citar a cineastas como Francis Ford Coppola: “¡Incluso a él le costó muchísimo levantar el proyecto de El Padrino!”. El productor bilbaino confía en el poder de filmes como Tres mentiras: “Está muy bien que una película te haga reír, que su acción sea trepidante, pero que consiga emocionarte... eso es lo que convierte al cine en un arte”.