¡Quién iba a predecir que el dúo The Black Keys, formado por Dan Auerbach (guitarrista y cantante; el barbudo) y Patrick Carney (batería) en Ohio a comienzos de la pasada década, iba a lograr el estatus -crítico, de ventas y popularidad- que atesora hoy en día! Aunque en sus primeros años y discos apostaron por un blues rock minimal y crudo, apenas poco más que voz, batería y guitarra, el paso del tiempo les ha convertido en una de las formaciones capaces de encabezar festivales veraniegos y llenar estadios.

El salto de popularidad del dúo se produjo en 2010 con su disco Brothers, en el que estaba incluido el single Tighten up, ya más arreglado y mejor grabado, que les hizo acreedores a tres premios Grammy. Tras él llegó la confirmación con El camino, el más accesible de su carrera y el que incluía su mayor éxito hasta la fecha, el imparable Lonely boy, una canción tan rockera como accesible y bailable. En otros temas, como Little black submarines o Gold on the ceiling, el dúo alternaba las influencias de Led Zeppelin con el rock, el blues y el glam.

El disco les reportó nada menos que 4 Grammys y vendió casi dos millones de copias a pesar de la crisis de la industria musical. Por ello, este año, justo antes de la edición de su último trabajo, declararon que “hemos hecho lo que hemos querido”. No mienten porque el disco, Turn blue, que ha copado los primeros de las listas de venta y popularidad de medio mundo, no ofrece apenas concesiones comerciales. Ni siquiera un éxito tan deslumbrante como Lonely boy, aunque la canción Fever se le acerque.

blues y psicodelia El disco, grabado entre Nueva York y los estudios de Auerbach en Nashville, vuelve a contar a la producción, composición e instrumentación con la ayuda de Brian Burton, integrante de Danger Mouse, tercer miembro oficioso del dúo y seguramente responsable del viraje negroide que exhala el repertorio. El disco se abre con Weigh of love, un tema experimental y psicodélico que anuncia su contenido. “Tras componer esa canción, optamos por no escribir singles. Fue como decirnos que podíamos hacer lo que quisiéramos y que estaría bien”, asegura Auerback. El resultado es un repertorio que oscila entre lo negroide y la psicodelia, sin canciones directas -excepto el citado Fever y la rockera y springteeniana Gotta get away- y que todavía deja espacio al blues garajero que hizo popular al dúo en la pesada y con fuzz It’s up to you now y en In our prime, un blues sucio y drogota con guiños a Jimi Hendrix.