BILBAO. Los estribillos coreables y el cuarteto, que recupera su esencia guitarrera y rítmica con su último disco, que incluye varias canciones que dan en la diana con un muestrario de melodías adhesivas. Sonarán hoy, en la apertura del festival, a partir de las 22.35 horas.

Franz Ferdinand surgió en Glasgow, una ciudad gris y oscura. Si el pop y el rock son sinónimo de escapismo, el cuarteto lo bordó, ya que su propuesta siempre sobresalió por lo contrario: la luminosidad y alegría de los estribillos y melodías de sus canciones y el poder ciclópeo de sus ritmos, ideales para gastar zapatilla en conciertos y festivales.

Así fue desde los inicios: garantía de baile. ¿Quién es capaz de permanecer impasible, sin mover los pies y corear sus estribillos, mientras suenan canciones como ese Take me out de su debut (2004), claramente influenciado por los mejores The Strokes, o el posterior Do you want to, incluido en su segundo trabajo? Nadie al que le lata el pulso, tal y como confirmaron en su anterior desembarco en Bilbao, en el Pabellón de La Casilla, hace ya cinco años.

Las dudas, especialmente de la crítica más que de sus seguidores, llegaron con su tercer trabajo, un disco que les abrió a sonidos más electrónicos pero que, sin llegar a la efectividad de su repertorio previo, contenía un buen número de éxitos, que se engrandecían en directo, especialmente This fire, Turn it out y la discotequera Ulysess. El puñetazo recibido con Tonight provocó que Alex Kapranos, cantante, guitarrista y líder de los escoceses, se planteara incluso la disolución de Franz Ferdinand.

recuperación Los temores de sus fans resultaron infundados, ya que la banda regresó el año pasado -y en magnífica forma- con un cuarto disco titulado Right thoughts, right words, right action, que este verano sigue presentando en festivales de medio mundo. El álbum consolida su estatus de banda aventurera que sigue sonando atrevida, hedonista e insolente. Ahora busca hacer bailar no solo a las chicas, sino a todo el mundo. Y tiene munición para ello.

Su repertorio supone un regreso a las raíces, “a la esencia del grupo en sus inicios”, según han reconocido. La prueba incontestable es un repertorio que incluye temazos perfectos para desatar la locura bajo el escenario como Right action, de pulsión dance, con detalles electrónicos y de rock indie, guitarras nerviosas y ritmo funk; y un todavía mejor Love illumination, un hit abrumador con ese estribillo gozoso que enlaza sweet love y lo rima con illumination, elevation y celebration. Y hay más todavía. Y están sus éxitos de siempre, para dar la bienvenida a la noche entre sudores, cánticos y bailes sin fin.