ELEFANTES, a pesar de su melancolía y sensibilidad, tenían la piel más dura de lo que creíamos. Como los rinocerontes, a quienes aluden en este regreso una década después de su disolución. Quizás no logren nuevos fans, pero los antiguos estarán satisfechos porque las huestes de Shuarma (garganta íntima y engolada) han grabado un CD más cercano a sus mejores obras, caso de Azul, que a otras anodinas como Somos nubes blancas. Le siguen cantando a los sueños, a actuar, amar, caer y levantarse, y lo hacen con pasión, buenas melodías pop en 10.000 formas, guiños al rock en No me busques y al flamenco de Triana en En cajas, y algo de afectación. Como siempre, ¿no?
- Multimedia
- Servicios
- Participación
