bilbao - La línea recta marca el itinerario más corto, pero ir en zigzag puede ser más divertido. Así lo piensa Kherau, grupo vizcaino con los pies bien arraigados en el folk euskaldun pero de mirada amplia y sin complejos. En su segundo CD, Aukhera (Gaua Records), ha logrado un sonido "más complejo y potente", y se ha atrevido a experimentar con rock progresivo, metal, country, folk americano y música clásica y balcánica.

Aukhera (elegir y tener oportunidad, en euskera) surge de un juego de palabras con el nombre de Kherau, grupo cuyos miembros que han pasado por Korrontzi, Kandela, Karramarro y Urgabe, y cuyo nombre significa hacer en el dialecto de los gitanos vascos. Su significado evidencia la filosofía del quinteto, que propone "unirse, mirar hacia delante y hacer frente a lo que venga entre todos", según Aitor Esteban Etxebarria, bajista y responsable de los bertsos con los que ayer se presentó el CD.

Aukhera supone "una oportunidad" para el grupo, que espera sea "un punto de inflexión" y un trampolín para darse a conocer en el Estado español y en Europa. "No somos de los más conocidos en Euskal Herria, pero aun tratando de no ser pretenciosos sí empezamos a ser un grupo de culto", según Ibon Ordónez, vocalista principal, que defendió "huir de los estereotipos" para definir al grupo. "¿Pandero y triki? Pues folk ¿no? A mí me gustaba el RRV y Kortatu, pero era otro estereotipo. Nuestra filosofía es acabar con los prejuicios, ir en zigzag, no hacer lo de siempre", apostilló.

El segundo CD de Kherau, en el que han apostado por temas propios excepto en cuatro rescates de composiciones populares, suena "más complejo y potente" que su debut (2010), fruto de "una evolución natural" tras la respuesta lograda en sus vivo. Sin perder su sonido característico -su poderosa base rítmica (cajón, bajo y bouzuki), el encanto de la triki y las flautas, y las armonías vocales-, han optado por la experimentación desde la composición. "Hemos jugado mucho con un sonido analógico, mirando hacia atrás pero sin apartar la vista al frente, distorsionando albokas, disparando samplers y con bajos potentes. Incluso grabamos en un taller tecnológico, sintiéndonos como Pink Floyd cuando grabó The dark side of the moon", según Ordóñez.

Músicos como Lander Zabala, AK-37, Herri Ohiua y Nélida Ranero, además de amigos y familiares, colaboran en el CD.