Adiós al maestro salvaje del rock
Lou Reed, el rebelde, el rockero y el músico de vanguardia , murió ayer a los 71 años "Me gusta la música que me sacude físicamente", decía siempre
madrid. Take a walk on the wild side cantaba Lou Reed a comienzos de su carrera. Aquel hit se convirtió en un grandioso himno y en su lema vital. El exlíder de la banda Velvet Underground, el rebelde, el rockero y el músico de vanguardia murió ayer a los 71 años. "Sí, me temo que es cierto", dijo el agente británico de Reed, Andy Woolliscroft, al diario The Guardian. "Estoy muy consternado", recalcó. Ayer, numerosos colegas y celebridades expresaron también su dolor en la red social Twitter. "Lou, you will always take a walk on the wild side" (Lou, siempre pasearás por el lado salvaje), tuiteó el escritor Salman Rushdie.
Con canciones como Perfect Day, Reed, nacido en 1942 en el suburbio neoyorquino de Freeport, en Long Island, se hizo famoso en todo el mundo. Su trabajo con la legendaria banda vanguardista de punk Velvet Underground y su carrera en solitario lo convirtieron en uno de los músicos estadounidenses más influyentes de todos los tiempos. "Marcó decididamente casi medio siglo de rock", comentó hace tiempo la revista Rolling Stone. "Yo desde siempre he tenido muy claro lo que quería hacer. Al principio no toqué blues porque todo el mundo lo hacía y me gustaba escribir sobre las cosas de las que no hablaban los demás. He ido huyendo de todas las modas, esa es la razón del por qué todavía estoy aquí", afirmaba en una entrevista esclarecedora hace ya algunos años.
Reed no tuvo unos comienzos fáciles. Debido a sus inclinaciones homosexuales, sus padres lo enviaron a una clínica psiquiátrica, donde supuestamente recibió electroshocks. Su carrera comenzó en 1965 con Velvet Underground. Cinco años bastaron para que Reed se hiciera con un lugar destacado en la historia del rock. Con su sonido sombrío esta banda protegida por Andy Warhol se alzó frente al ascendente movimiento hippie, al principio sin éxito comercial.
talento y excesos Ironías de la historia del rock: su aclamado álbum Loaded, que lleva el claro sello de Reed, no llegó al mercado hasta poco después de que abandonara la banda, en 1970. Hits como Sweet Jane o Rock'n'Roll se convirtieron más tarde en clásicos de su repertorio.
Míticos son también sus álbumes en solitario, como Transformer (1972), Metal Machine Music (1978) y su regreso con New York (1989). En ellos queda patente el estilo de Reed y su lema: "Me gusta la música que me sacuda físicamente". Su tema Perfect Day, que fue incluido más adelante en la banda sonora de la película Trainspotting, parece toda una declaración de amor, aunque para muchos se trata de un canto al consumo de drogas.
Y es que Reed no solo saltó a los titulares por su música. Una y otra vez se informó sobre los excesos con las drogas del cantante, que a finales de los setenta vivió en Berlín occidental en una vivienda compartida con David Bowie e Iggy Pop. Él siempre dijo que sus años de canalla y rebelde se gotaron allí. Su rostro, curtido y gastado por los años, contenía la verdad de una vida azarosa e intensa. Pero Reed, como Iggy y Bowie, era uno de los supervivientes. En abril pasado se había sometido a un trasplante de hígado.
En 1996, con la composición del musical Time Rocker abrió nuevos horizontes, y en POEtry también musicalizó junto al director escénico Robert Wilson poemas y textos de Edgar Allan Poe. En 2003 publicó la versión en CD de la obra teatral bajo el título The Raven, para el que contó con las voces de Bowie, su viejo amigo de los tiempos del glam rock, y los actores Willem Dafoe y Steve Buscemi. También grabó un disco con la banda de heavy Metallica y en los últimos años actuaba con su compañera de vida, la artista y performer Laurie Anderson.
"Si se suma todo -hablaba de su trayectoria musical- y se contempla como un libro, entonces es la gran novela americana", comentó Reed a la revista Rolling Stone. "Cada disco es un capítulo", aclaró. El último se cerró ayer.