iruñea. La Coral de Cámara de Navarra regresó a la capital foral tras cumplimentar con éxito su primera gira por China. Un periplo protagonizado por la sección clásica de la CCN, que ofreció dos conciertos, en Taijin y Beijing, con un repertorio basado en el folklore navarro en euskera; una selección de composiciones que no solo gustó, sino que encandiló al público chino.

Iñigo Osés, gerente de la Coral de Cámara de Navarra, junto a su director artístico, David Guindano, ponen sobre la mesa el balance de la experiencia, más que positiva para ambos. "La valoración es positiva. Primero, porque los escenarios en los que teníamos que cantar eran muy importantes y eso implicaba una gran responsabilidad. Eso es lo que a mí, como gerente, me anima a seguir mirando hacia este tipo de auditorios o circuitos. Y, además, con el añadido de que allí se cobra entrada, no eran actuaciones gratuitas; en Taijin fueron más de 400 personas a vernos y en Pekín fueron 1.400. Desde la organización se mostraron especialmente satisfechos, ya que era la primera vez que llevaban un coro estatal y no sabían cómo iba a funcionar".

En cuanto a la valoración musical, David Guindano también se mostraba contento. "Yo creo que hemos estado a un nivel notable respecto a lo que podemos hacer; el repertorio ha gustado mucho, llevamos armonizaciones de gente muy buena y fue todo un acierto acudir con los trajes regionales navarros e incluir partes de danza".

Curiosidades "Fue curioso porque la música tradicional china, en general, no es muy rítmica, por lo que les llamaban mucho la atención los ritmos muy marcados. Esto en cuanto a diferencias. En cuanto a parecidos, cuanto más suaves y tristonas eran las composiciones, más les gustaban, porque les recordaba a su música. Musicalmente creo que hemos creado cuerda y sonido, lo que nos ha servido para demostrar la valía de esta coral, que tiene una capacidad sonora y para el contraste muy importante y llamativa", explica David, que también resaltó el acierto que supuso interpretar una pieza en chino. "En cuanto reconocieron las tres primeras palabras, se creo un murmullo brutal hasta que rompieron en aplausos, hasta el punto de que no se oía al coro. Son efusivos en el aplauso que, curiosamente, lo hacen muy fuerte pero muy breve", relata henchido Iñigo Osés.

Ahondando en la respuesta del público, Guindano cuenta que "creo que les ha gustado mucho. Como curiosidad, acudieron a vernos dos estudiantes del Instituto Cervantes que al acabar la primera parte del concierto estaban sorprendidas porque no habían entendido ni una sola palabra, ya que la mayoría del repertorio era en euskera". Pero la experiencia vivida por el coro no solo ha sido sobresaliente musical y profesionalmente hablando, "sino también por el lado humano. Tener la oportunidad de estar tantas horas juntos siempre es bueno, porque así también se hace coro. Y, además, no tuvimos problemas de voces debido a los aires acondicionados, algo que nos daba miedo".

Un trampolín al mundo "Todavía es muy pronto para saber qué puertas se nos han abierto, pero repetir en China o actuar en el sudeste asiático será más fácil para nosotros en adelante, sobre todo porque vienes de cantar en el Gran Teatro Nacional de China", apunta Iñigo. "Con la sección clásico no volveremos, pero sí es más factible que regresemos con alguna de las otras secciones de la coral", matiza Guindano.