bilbao. El 1 de julio de 2011 la Guardia Civil ponía patas arriba la sede de Madrid de la entidad de gestión de derechos de autores (SGAE), lo que precipitaba una crisis que terminaría, poco después, con la salida de la presidencia y detención de Teddy Bautista acusado de malversación de fondos y estafa. Las investigaciones policiales revelaron una posible malversación de millones de euros a través de sociedades instrumentales que servían para pagar lujosísimos gastos personales de los directivos. Después de aquella intervención, una junta hizo la transición hacia las elecciones de mayo de 2012, en que asumió la presidencia el músico, escritor, director y productor de cine, Antón Reixa (Vigo, 1957).

Pero lejos de levantar cabeza, la entidad se ha ido sumiendo más y más en un caos con la confrontación de grupos de intereses encontrados. Dos años después de la operación Saga contra la supuesta trama parasitaria de la SGAE, la entidad se encuentra sumida en una crisis mucho más profunda que podría terminar en una escisión de sus socios. El último capítulo de esta confrontación fue ayer el cese por parte de la Junta Directiva de Reixa. La votación precedida de un tenso debate se saldó con los votos de 25 de los 39 miembros en contra, 12 a favor y una abstención.

"Hay una lucha de poder que va más allá de lo legítimo", dijo Reixa a la salida de la junta. Para el ya expresidente de la Sociedad General de Autores, su cese se debe a que hizo público el problema de la práctica conocida como la rueda de las televisiones, que consistía en falsear autorías de música de manera que los verdaderos autores, que podían ceder un máximo del 50% de sus derechos, renunciaban en realidad a otro 20 o 30% en favor de productores intermediarios que aparecían como coautores de las piezas musicales, que se emitían en programas nocturnos de televisión.

En una carta reciente de Antón Reixa a los socios de la SGAE se denunciaba que, en cinco años, once autores habían recaudado más de 25 millones de euros. A partir de ahí se creó un código de buenas prácticas para regular este negocio.

Reixa denunció ayer que hay un conflicto de intereses dentro de la propia junta sobre esta práctica que, advirtió, de continuar podría acabar con la gestión colectiva del derecho de autor en un plazo de tres a cinco años. "No me arrepiento de haberle metido mano a la rueda de las televisiones; creo que es un problema estructural de la gestión de derechos de autores que se había llevado a una situación insostenible, con un término de reparto nada ecuánime entre los socios de la SGAE", indicó Reixa a Efe. El escritor confesó que se considera una "víctima del fuego cruzado de una red organizada y de algo que en la vida política se llama transfugismo". También aseguró sentir "alivio, preocupación y agradecimiento". Especialmente, preocupado se mostró por la Ley de Propiedad Intelectual que tramita el Gobierno central, al que acusó de una actitud "homicida" en relación al derecho de autor y la gestión colectiva.

elecciones, en septiembre La elección de un nuevo presidente no se producirá hasta el próximo septiembre en una fecha aún por determinar y, mientras tanto, asumirá el cargo de forma interina el cineasta Miguel Hermoso, el vicepresidente de más edad de la junta. Entonces se concretarán los candidatos que aspiran a sustituir a Reixa, entre ellos previsiblemente su rival en las últimas elecciones en la SGAE, José Miguel Fernández Sastrón, quien ayer, a su entrada a la reunión, se mostró convencido de que el Colegio de Pequeño Derecho, que agrupa a compositores y músicos y que cuenta con 16 de los 39 directivos en la junta, le presentaría como tal. El Colegio de Gran Derecho (artes escénicas y música sinfónica) tiene 6 directivos; el de obras audiovisuales (directores, realizadores, argumentistas o guionistas y compositores audiovisuales), 9 y el editorial, ocho.

Unos 200 reconocidos autores, entre los que se encuentran Alejandro Sanz, Isabel Coixet, Santiago Auserón o Gerardo Herrero han firmado un manifiesto en el que reprenden a la junta y le piden que se ponga a trabajar por lo que verdaderamente importa.