Kobetamendi. Tal y como se preveía, el concierto mayoritario del festival resultó el de Green Day, que acercó al paroxismo a más de 37.000 fans en una cita cuyo punk pop para todos los públicos picó de aquí -su reciente trilogía ¡Uno! ¡Dos! ¡Tré!- y de allá -de éxitos como Basket case o American idiot- mientras la banda, con su líder y vocalista en buena forma física y de voz, tiró de trucos circenses que en ocasiones rayaron lo verbenero y múltiples guiños a sus mayores (de Ramones a AC/DC y los Stones).
¿Green Day son/hacen punk? La duda sigue en nuestro cerebro tras el bolo de ayer, que se abrió con una marea de fans ansiosa coreando en el calentamiento el Bohemian Rhapsody de Queen antes de que un tipo vestido de ¡¡conejo!! animara a la peña a ritmo de los Ramones. Su largo concierto, que superó las dos horas, se inició con un tema de su reciente trilogía, el airado 99 revolutions, al que siguieron temas también recientes como Stop when the red lights flash y el power pop Stay the night, entre los que se coló el efectivo Know your enemy.
"Let´s go crazy", gritaba Billie Joe Amstrong. Y un mar de cabezas que buscaba el cielo le hizo caso. Lo suyo (que me perdonen los fans) no tiene secretos. Se trata de copiar el modelo ramoniano con mejor o peor fortuna, llevando a un perolo una buena ración de melodías prístinas, fieras pero simples guitarras, estribillos quedones a la primera escucha y unos coros apañados. De todo ello tienen, y mucho, los californianos, ahora cuarteto reforzado en las guitarras, que se mostró en buena forma física y propulsado por un buen juego de luces y la pegada de las pantallas, que mostraron a Billie Joe imparable en sus saltos y carreras por el escenario.
Tras Letterbomb y un discurso sobre los males del sistema, el control de los medios de comunicación y la corrupción, Billie Joe (que lo mismo agradecía la entrega del público con "eskerrik asko" que con "España") optó por ir a lo seguro y rescató del baúl un buen montón de clásicos, de los recientes, mainstream y semiacústicos Boulevard of broken dreams y Wake me up when september ends, a los antiguos, aquellos que tocó en el gaztetxe de Laudio hace dos décadas. Los de Dookie, de Burnout a Basket case y She.
Entre el delirio general, Billie Joe dejó la guitarra de lado para oficiar de entertainment y aguantar el tempo del recital -largo, tedioso en ocasiones si no eras muy fan- con todo tipo de trucos circenses: desde los habituales movimientos de brazos a arrojar agua o papel higiénico a los fans, además de invitar a dos de ellos a tocar y cantar con el grupo, regalo de guitarra incluido tras un intercambio de besos. Peor resultó el numerito de los sombreros imposibles, las gafas estratosféricas o la entrada en escena de unos saxos de sonido? incalificable. Rayando lo verbenero.
Justo antes de Minority y los bises, Green Day hizo un guiño a sus mayores, de AC/CD y su Highway to hell, al Shout de Isley Brothers y el Satisfaction de los Stones. Y luego, en el bis, tras un efectivo mazazo con American idiot y un operístico y largo Jesus of suburbia, le hicieron un guiño -no reconocido- a Sam Cooke en el soulero Brutal love. Por petición popular y entre el delirio de los fans, Amstrong volvió para decir agur -y seguir sin resolver nuestras dudas: ¿pop, punk, circo?- haciendo él solo, en acústico, Good fiddance (time of your life).