Bilbao

Siguiendo el modelo del Barça y apoyado por el propio Pep Guardiola, Manel es el grupo musical joven más exportable de Catalunya, como prueba que su segundo disco fuera número 1 en el Estado a pesar de cantar en su idioma, siguiendo una vía solo antes transitada por Lluis Llach y Serrat. El cuarteto barcelonés regresa el martes con su tercer trabajo, Atletes, baixin de l'escenari (Warner), en el que suenan más eléctricos y menos folk. "Ruptura no, es evolución, deseos de cambiar", aseguran a DEIA. "¿Presión? Nos la ponemos nosotros", apostillan.

Los números cantan. Manel logró con su segundo disco, 10 milles per veure una bona armadura, el número 1 estatal cantando en catalán. Pese a ello, fue el duodécimo disco más vendido de 2012 tras colocar más de 60.000 copias. Concluida su gira de 108 conciertos, hace un año, Guillem Gisbert, Martí Maymó, Roger Padilla y Arnau Vallvé se pusieron a trabajar en su tercer disco. "En gira no compusimos nada porque hacíamos tres conciertos por semana. Apenas podíamos descansar", recuerda a DEIA el bajista del grupo, Martí.

Optaron por no descansar y darle la espalda a la presión de su éxito para grabar en Can Sons (Barcelona) las trece canciones que integran su tercer disco. "La presión nos la ponemos nosotros porque somos muy puñeteros con nosotros mismos. Si pensamos que la idea del otro es una cagada, lo decimos. Además, de poco sirve pensar en lo que pasó; es mejor hacerlo en lo que pasará, aunque no lo puedas controlar. Lo importante es estar contento con el trabajo que haces", explica Martí, que reconoce que la expectación ante lo nuevo del grupo "es buena, la gente va a escucharnos tras el éxito anterior".

Manel es ya historia de la música en catalán aunque el grupo le reste importancia a figurar en lo más alto junto a Llach, Serrat. "Eso es algo que no sucede tanto en Cataluña como fuera. Ahí están los números, pero ellos están en un 8.000 y nosotros estamos en el pico musical más bajo aún", explica el bajista de un grupo que todavía demuestra frescura a la hora de elegir la portada de su disco -"no es que huyamos del éxito; es fruto de la casualidad y una foto muy doméstica y graciosa porque estamos corriendo hacia la cámara"- o su título. "Lo de atletas, bajen del escenario, es una frase de Constantino Romero, presentador del concierto de Los Manolos en la Expo de Barcelona. Era la noche de la clausura y los atletas estaban subidos en el escenario y borrachos. A Guillem le hacía mucha gracia la frase y no teníamos otro título mejor", explica Martí con buen humor.

El disco, grabado en el estudio de uno de los miembros del grupo, "con mimo, tiempo y sintiéndonos como en casa", presenta a unos Manel menos folkies y más eléctricos, sin arreglos de metales ni vientos. "Prefiero hablar de evolución más que ruptura. Lo último que dices, lo de los arreglos, es lo más significativo. Le quitas de un lado y aparece más el otro, el eléctrico. La evolución es algo sano incluso para el oyente. Sucedía con Beatles, cuyo debut no se parecía en nada al último disco, a Let it be. Es una necesidad que la gente agradece y fruto del deseo de no repetirse, de cambio de gustos musicales e, incluso, de la inconsciencia", reflexiona Martí.

Manel juzga como "normal" que la gente ande "algo despistada" con su sonido actual -"los comentarios son algo que facilita internet y que van con el oficio; la gente te oye y te juzga"-, que lo mismo se compara con grupos catalanes anteriores como Sopa de Cabra o Seu que con Thom Yorke de Radiohead (por sus bailes en el video del single) o The Strokes. "Que hablen de ti está bien", resume el portavoz del grupo, cuyo propósito al componer las letras es que "sean entretenidas y originales".

Catalunya y Euskadi Un forero criticaba esta semana que Manel siguieran cantando en catalán, en su opinión el peor idioma para la música tras el noruego. "Pensamos y hablamos en catalán, nos sale natural y usarlo es normal. Pero bueno, tampoco querían que Mozart hiciera óperas en alemán. El idioma es otro instrumento más y depende de los gustos", zanja Martí, que echa en falta más fluidez cultural y musical entre Catalunya y Euskal Herria. "Tengo la impresión de que antes nos llegaba más música euskaldun que ahora. Recuerdo meterme a Kortatu por la vena y a sus contemporáneos, y ahora tendría problemas para decirte diez nombres de músicos vascos. Y me da rabia porque la música define momentos y cosas que pasan en los sitios, y con la vasca estoy perdido", concluye Martí.