Lizarra. El Museo del Carlismo de Lizarra acaba de renovar esta semana su exposición temporal incorporando una curiosa muestra -con cerca de 1.400 figuras-, que repasa la historia de las miniaturas militares en el Estado. Bajo el título Soldados de plomo. La miniatura militar a través de las Guerras Carlistas, puede visitarse en la planta baja del museo hasta el próximo 8 de diciembre.

La exposición, organizada por el Gobierno de Navarra y cuyo comisario es el experto en maquetismo y miniaturismo militar Luis Esteban Laguardia, cuenta con el fundamental apoyo de la Asociación Navarra de Miniaturismo, la Asociación de Modelismo Alabarda y de hasta 17 particulares que han prestado sus piezas y han montado minuciosamente las escenas.

Esta muestra "es un viaje por la historia de las miniaturas militares, desde su origen, cuando se concebían como juguetes, hasta en la actualidad, que son piezas de coleccionismo y modelismo de autor", señaló Susana Irigaray, jefa de la Sección de Museos del Gobierno foral. "Nacen en Alemania en el siglo XVIII, y en España aparecen ya a comienzos del XIX de la mano de Carlo Ortelli, un italiano que se afinca en Barcelona y monta un taller en el que empieza a crear las figuras".

La muestra se divide en tres áreas cronológicas, pudiendo ver la evolución en el diseño, los materiales y el modelado siempre con las Guerras Carlistas como escenario común. Además, la oferta se complementa con publicaciones y audiovisuales.

la evolución con los años La primera parte de esta exposición abarca el origen de los soldados de plomo (también hay de hojalata o de madera) y abarca hasta la Guerra Civil, incluyendo algunos ejemplares originales del propio Carlo Ortelli. Se muestran incluso recortables y ediciones, en distintos idiomas, de la obra de Hans Christian Andersen El soldadito de plomo, "que contribuyó a popularizar este juguete entre los niños de todo el mundo", agregó Irigaray. Ella estuvo acompañada en la presentación del evento por el consejero de Cultura, José Luis Sánchez de Muniáin; la alcaldesa de Lizarra, Begoña Ganuza; y Waldo Osés, representante de la Asociación Navarra de Miniaturismo.

La segunda parte se dedica a los soldados de plomo elaborados en la segunda mitad del siglo XX, cuando pasan de utilizarse como distracción infantil a ser ya objetos de colección. Es la época dorada de las miniaturas de las Guerras Carlistas (en el museo se puede ver, por ejemplo, El abrazo de Vergara) y las comercializan varias marcas. "Se empiezan a fabricar de forma más masificada, pero poco a poco la gente se va especializando más, se crean con distintos uniformes, batallas... y pasan a coleccionarse".

La tercera y última parte de la muestra hace referencia a la producción actual, en la que las figuras cobran gran realismo y expresividad. "Son auténticas esculturas", puntualizó Susana Irigaray. También se incluyen audiovisuales sobre el actual proceso de modelado.

Tal y como comentó la responsable de la Sección de Museos, la exposición está destinada también a un público infantil, con un espacio dedicado a la lectura y el entretenimiento en torno al popular cuento de Andersen y la proyección de un corto sobre esa misma historia.

ACTIVIDADES INFANTILES Además, un sábado al mes, de 16.30 a 18.30 horas, y hasta diciembre, habrá talleres en el propio Museo del Carlismo para pintar estas figuras. Están destinados a niños de 8 a 16 años y hay que reservar por teléfono o en persona, ya que se limita a quince participantes. El primero tendrá lugar el próximo 13 de abril.

También una vez al mes habrá una sesión de kamishibai, una técnica japonesa de cuentacuentos con imágenes. Será también los sábados, de 16.30 a 18.30 horas, y no hace falta apuntarse. La primera sesión, como excepción, será el día 2 de abril, martes pero festivo para los escolares. Los calendarios de sesiones se pueden consultar en la web del museo. "Es una exposición que merece una buena respuesta. No solo para conocer el trabajo que hacen estas personas, sino también porque permite conocer una parte de la historia de Navarra", apuntó el consejero, Sánchez de Muniáin. Ganuza, por su parte, detalló que supone un gran atractivo para el Museo y para Lizarra.