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El 'eReader' se afianza como regalo estrella

Cada vez se venden más soportes de lectura digital, pero los libreros señalan que esto no supondrá la desaparición del libro de papel, ya que convivirán

El 'eReader' se afianza como regalo estrellaAmazon

BILBAO. La teoría de que se trata de una moda pasajera quedó descartada hace tiempo. No hay duda de que el eReader nació con vocación de permanencia. Así lo confirma la época navideña, uno de los mejores periodos del año para analizar las tendencias del sector editorial. "La venta de dispositivos de lectura digital está incrementándose progresivamente año tras año", asegura Javier Tajada de El Corte Inglés. El regalo estrella de los últimos años sigue posicionándose en alza, razón por la que las librerías de grandes superficies han apostado por ofrecer a sus clientes eReaders propios a precios razonables. De esa forma, las futuras compras de libros digitales que el usuario realice se realizarán mediante la librería digital del propio establecimiento.

"Este año hemos sacado tres modelos nuevos de eReader", explica María Victoria Diego, de La Casa del Libro. El año pasado comercializaron su primer dispositivo, llamado Tagus, y la experiencia fue tan buena que no han dudado en seguir avanzando en esa línea. "Hay usuarios que el año pasado compraron un dispositivo y este año han vuelto a por otro que tenga más prestaciones", afirma Diego, quien opina que la tecnología de los eReaders "está avanzando a una velocidad tremenda".

Hace poco más de un mes que Elkar Liburudenda comenzó a ofrecer su propio dispositivo de lectura electrónico: Libbuk. "Hemos acertado de pleno", se congratula Anton Mari Aldekoa-Otalora, quien explica que la aceptación por parte de los clientes ha sido inmejorable. En El Corte Inglés llevan años ofreciendo eReaders, ya sean de marca o propios, como el Inves. Miguel Laseca, responsable de la sección de Informática de los grandes almacenes, aduce la subida de la venta de los dispositivos de lectura a la notable bajada de precio que han tenido desde que surgieron -ahora es fácil encontrar dispositivos con un coste menor a 100 euros-. También han ayudado otras iniciativas, como las promovidas por parte de la prensa para la adquisición de eReaders mediante cupones.

Sin embargo, "no ha habido tanta venta del libro digital, sino más del soporte", alertan desde La Casa del LIbro, que ofrecen la compra de libros digitales a través de internet, por lo que tienen acceso a los datos de dichas ventas. Es decir, se están vendiendo más eReaders que eBooks. En ese sentido, según señalan los libreros, cabe destacar una confusión aún extendida en cuanto a la terminología relacionada con la lectura digital. eReader es el dispositivo de lectura y el libro electrónico que se adquiere para leer se denomina eBook.

Por lo tanto, el problema radica en que a pesar de que los soportes se venden cada vez más, ese incremento no se ve reflejado en las descargas de los libros digitales debido a un problema ampliamente conocido en otros sectores: la piratería.

Incógnitas del sector "Hay que hacer algo ya, que no pase como con la música", alerta Diego. La práctica de descargas ilegales de eBooks supone uno de los grandes miedos de un sector desprotegido. Descargar un libro electrónico mediante internet es tan fácil que los libreros se sienten indefensos ante algo que vaticinan como una epidemia venidera. No obstante, se muestran críticos. "Las editoriales no se han puesto de acuerdo y nadie se ha posicionado", señala Laseca. "No es coherente que un libro en papel cueste 20 euros y en formato digital solo sea 5 euros más barato", añade, tratando de transmitir una de las mayores quejas de sus clientes. El precio del eBook es aun muy alto, y "lo realmente importante es lo que da alimento al eReader, es decir, los libros", manifiesta Laseca.

Los libreros no están seguros de lo que supondrá en un futuro próximo la inclusión generalizada del eReader en la sociedad, pero tienen claro que las librerías deben dar el cambio y no quedarse atrás, ofreciéndole al cliente aquello que demanda. Una de las mayores incógnitas en ese sentido afecta a las librerías pequeñas, que al no tener la capacidad de ofrecer libros digitales por internet tienen difícil prever cómo harán frente al fenómeno. Sin embargo, Tajada señala que de aquí a no mucho "se ofrecerán descargas desde la propia librería", algo con lo que Laseca está de acuerdo, al señalar que siempre habrá desconfiados a los que no les guste dar sus datos por internet y preferirán personarse en el punto de venta para realizar la compra in situ.

Otra de las dudas planea en torno a los libros que han comenzado a publicarse únicamente de forma digital. ¿Qué postura adoptarán las librerías sobre estos títulos? Lo que sí tienen claro los libreros es que el eReader y, en extensión, el eBook están para quedarse sin que, por el momento, sea en detrimento del libro de papel.

tendencias en la lectura "Son dos soportes que convivirán, no se sabe hasta cuándo, pero aún hay mucha gente a la que le gusta el papel", señala Tajada. Los libreros están de acuerdo al afirmar que la proporción de personas que sigue leyendo en papel está aún muy por encima. "Quedan muchísimos nostálgicos que no renuncian al placer de leer en papel", garantiza Diego.

El perfil del usuario de eReader, engatusado por las comodidades ofrecidas por el soporte -ligero de peso, fácil para transportar, con amplia autonomía etc.-, oscila entre los 20 y los 50 años. "Al consumidor le está costando y se está adaptando poco a poco", señala Diego, quien opina que la gente joven es la más proclive a adquirir soportes digitales. Sin embargo, la gente de cierta edad también está apuntándose a la era tecnológica: bien por voluntad propia, al carecer de espacio en casa para albergar una amplia biblioteca, o bien alentados por sus familiares, que aprovechan la época navideña para realizar obsequios prácticos.

Eso sí, "los hábitos de lectura, en general, son parecidos a los de años atrás", dice Anton Mari Aldekoa-Otalora: las mujeres por encima de la treintena siguen sobresaliendo. Por lo tanto, los eReaders no van a suponer un milagro en las costumbres lectoras de la sociedad: el número de aficionados a la lectura no va a variar, pero los lectores acérrimos seguirán leyendo, sea en el soporte que sea.