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Los desgarros del alma de Schiele

El Museo Guggenheim presenta más de 100 dibujos, acuarelas y fotografías del gran expresionista austríaco Las obras de este fascinante y atormentado artista proceden de la Albertina de Viena

Los desgarros del alma de SchieleJuan Lazkano

Bilbao

LOS dibujos de Egon Schiele (Tully, 1890-Viena, 1918) siguen inquietando casi un siglo después de haber sido pintados y sacuden en el alma a quienes los contemplan. Procedentes de la Albertina de Viena, santuario mundial del dibujo y el arte gráfico, llegan al Museo Guggenheim Bilbao un centenar de dibujos, gouaches, acuarelas y fotografías que permiten trazar un certero perfil de la cambiante y rica trayectoria de este atormentado expresionista austriaco, que consiguió retratar como nadie los desgarros del alma humana.

A pesar de que murió muy joven, cuando solo tenía 28 años de edad (tras contraer la gripe española), Schiele dejó tras de sí una obra sorprendentemente rica que comprende, sin contar sus cuadernos de bocetos, más de 2.500 obras sobre papel y más de 330 pinturas sobre madera o lienzo.

La exposición, que ha sido comisariada por el propio director de la Albertina, Klaus Albrecht Schröder, inicia su recorrido con los primeros autorretratos que este fascinante creador realizó durante su formación en la Academia de Bellas Artes de Viena, cuando apenas tenía 16 años. En los mismos ya mostró una ruptura con el academicismo al incluir suaves líneas onduladas que envuelven las figuras de forma armoniosa.

Egon Schiele quería destruir los tabúes de su época, lo que le llevó a abandonar a los 18 años la Academia para formar lo que llamó Neukunstgruppe (Grupo del Arte Nuevo) junto con otros artistas. Un buen ejemplo de la huida del academicismo es uno de sus primeros y más bellos desnudos de esta época: Desnudo femenino reclinado, (1908), en el que una figura femenina reposa en una postura semi-inclinada.

En 1907 conoció a Gustav Klimt, que se convirtió en su mentor y mecenas. Pero mientras Schiele encontró sus modelos en las calles, tipo andrógino, mezcla de niñas y mujer, Klimt retrató la opulencia de las damas burguesas de la época.

Inconsciente Schiele, que vivió en la Viena del apogeo cultural de Freud y Wittgenstein, se sintió pronto influido por una temática de moda: la fotografía documental de medicina y el psicoanálisis. Todo ello se refleja en la mímica y en la gestualidad torturada de los personajes que retrata, en los que se esmera por reflejar la desintegración patológica de la personalidad humana.

El monstruo del expresionismo austriaco, con permiso de su maestro y mentor Gustav Klimt y de su contemporáneo Oskar Kokoschka, se pintó él mismo hasta la extenuación. La exposición está repleta de sus autorretratos, en los que trataba de responder a las preguntas que se hacía constantemente.

Aparece arrogante, orgulloso, melancólico, triste, iracundo, solitario,... "Él pensaba que para poder adentrarse a fondo en los entresijos del alma humana tenía que conocer primero a la perfección la suya, y por eso se pintó a sí mismo tantas veces", explica Klaus Albrecht Schröder.

Una de sus creaciones más expresivas es, quizás, su Autorretrato tirando del párpado hacia abajo, en el que el artista tira de su párpado, arqueando a la vez las cejas. La cabeza ni siquiera se apoya en la mano, más bien se inclina, apartándose de la mano, que, a su vez, tira activamente del párpado e incluso de la comisura de los labios hacia abajo, como si hubiera perdido la simetría.

sexualidad Además del inconsciente, la sexualidad es otro de los temas que protagonizan la obra de Schiele. Criticado hasta la extenuación por la bien pensada sociedad vienesa, Schiele desafió con sus desnudos sexualmente explícitos al mundo artístico de su tiempo, hasta el punto de que algunos críticos de la época calificaron su arte de "patológico". Sin embargo, sus dibujos son muy delicados, los cuerpos están en descanso y reflejan el movimiento interior existencial de las modelos.

Algunos de sus dibujos de niños, como Tres chicos de la calle, Muchacha desnuda de cabello negro o Muchacha sentada, están considerados por los críticos como algunas de sus obras más conmovedoras. Sin embargo, la utilización de jóvenes modelos no gustó nada a la sociedad conservadora y en 1912, en el pueblo de Neulehngbach (donde se había establecido), Schiele fue detenido y acusado del secuestro de una menor de edad. Durante los 24 días que permaneció en al cárcel dibujó una serie de acuarelas que reflejan el pánico y la desesperación que padeció en prisión. Algunas obras, magníficas, como No me siento castigado ni purificado y La Puerta a lo abierto se exhiben en esta muestra.

Destaca también en esta exposición El violoncelista, en la que se aprecia a un músico en la posición típica de tocar el chelo, pero sin chelo ni silla, una ausencia de decorado que es común a toda su obra. Y la mujer en un abrazo, pero donde falta la pareja, se abraza a la nada, al vacío, un simbolismo de que "no hay nada donde agarrarse, una reflexión muy actual. Shiele lo denominó la presencia de lo ausente", explicó ayer el comisario.

una gripe fatal En 1918, cuando ya era una figura internacional y estaba reconocido como uno de los grandes exponentes del expresionismo, en vísperas de la firma del armisticio de la Primera Guerra Mundial, la gripe terminaba con la vida del artista, tan sólo tres días después de la muerte de su mujer Edith, que estaba embarazada. "Su temprana muerte nos lleva a pensar cómo hubiera sido si hubiera tenido una carrera más larga, como Pablo Picasso, pero con los cambios sociales que se produjeron inmediatamente después es muy difícil predecir cómo habría encajado este pintor en el nuevo escenario. Lo que sí sabemos es que tenía un gran potencial de expresión", finalizó Albrecht Schröder.