Síguenos en redes sociales:

Donostia rinde tributo a Tàpies con una gran muestra repartida en tres centros

Okendo, Aiete y Ernest Lluch exhiben hasta julio 40 obras del artista catalán, fallecido en febrero

Donostia rinde tributo a Tàpies con una gran muestra repartida en tres centrosGORKA ESTRADA

Donostia. Tres meses después de su muerte, Donostia rinde homenaje a Antoni Tàpies (Barcelona, 1923-2012) con una gran exposición de obra gráfica distribuida en tres centros culturales de la ciudad. Okendo inauguró hace poco la muestra más amplia, Tàpies grabador, que podrá visitarse hasta el 30 de junio, y Aiete abrió las puertas de Los objetos cotidianos hasta el 4 de julio. Finalmente, entre los días 2 y 28 de julio, Ernest Lluch acogerá la última cita bajo el título La escritura. En total, los tres centros mostrarán 40 piezas del genio catalán procedentes del fondo artístico de la empresa Gacma. Se trata de una ocasión excelente para aproximarse a la obra e imaginario del genio catalán.

Okendo La comisaria Antonella Montinaro, que se ha encargado de la selección, recomendó visitar las tres salas para entender "de forma completa" una exposición que tiene un "tratamiento monográfico y muy didáctico".

El Centro Okendo (Navarra, Av De 7) descubre la faceta de Tàpies como grabador a través de una veintena de obras entre las que destacan, por ejemplo, el rojo violento de Memoria personal (1988), los sugerentes labios de Oral (1995), las cruces de Deus Creus (1975) o la vigorosa pincelada del perfil Improvisations en blanc i negre (1987).

En dichos trabajos, realizados entre los años 60 y 90, el visitante podrá percibir que la obra gráfica de Tàpies no es tan distinta, en carácter y desarrollo, a su pintura y a escultura. "En el grabado también experimenta con técnicas mixtas y crea una superficie táctil, casi intenta romper el papel e invita al tacto", explicó Montinaro en la inauguración, destacando la relación del artista con la escritura: "La usa como un elemento formal de su obra, no solo como algo explicativo o decorativo". Es el caso de un trabajo como Mes amis (1969), la más antigua de la exposición, que parece un folio escrito y posteriormente garabateado. Otro "motivo recurrente" en Tàpies son las iniciales de su nombre, especialmente la letra T, que a veces convierte en una cruz a modo de marca. Sus grabados combinan colores ocres, grises, negros y rojos, y enseñan partes del cuerpo humano como rostros (Profil, 1987), pies (Peu roig, 1983) o manos a las que confiere un "significado antropomórfico" aunque "la presencia humana en Tàpies es muy sutil".

AIETE Y ERNEST LLUCH La muestra de Aiete (en el Parque de Aiete), que se inauguró a la vez que la de Okendo, incluye media docena de piezas centradas en los objetos cotidianos, muy presentes en la obra del creador, que frecuentemente empleó sillas, prendas de vestir o tijeras. También se expone algún bodegón "adaptado a su técnica y a sus mensajes".

Por último, en julio se podrá contemplar en el centro Ernest Lluch el trabajo reunido en La escritura, empleada por Tàpies como fuente de "mensajes secretos y ambigüedades" que dotan a sus piezas de un plus de misterio.

En las tres salas se proyectará un documental sobre el que está considerado como pintor estatal más importante de la segunda mitad del siglo XX, que en su juventud mantuvo una posición beligerante con la dictadura de Franco, primero abrazó el surrealismo y después se adscribió al informalismo matérico y al arte povera.