Depositados en el suelo de forma lineal ocuparían una distancia de 20 kilómetros, prácticamente la misma que hay entre Bilbao y Sopelana. El Archivo Foral de Bizkaia custodia miles de documentos, que constituyen un patrimonio de incalculable valor, con un nivel de catalogación de casi un 80%, lo que le convierte en uno de los más importantes del Estado.

La Diputación Foral de Bizkaia ha decidido poner en marcha todos los martes, a partir de hoy, visitas guiadas, en las que el público en general podrá conocer cómo es el recorrido de un documento original y único desde que llega al Archivo hasta que se guarda o se expone. Un recorrido por más de 600 años de historia ya que los documentos más antiguos datan de la Baja Edad Media.

Las visitas se realizarán cada semana en dos grupos de, como máximo, cinco personas cada uno. Acompañadas por técnicos del Archivo, accederán en primer lugar a la Sala Ondare, que actualmente acoge una muestra dedicada al quinto centenario de la creación del Consulado de Bilbao, en la que se pueden admirar, entre otros valiosos documentos, originales datados en 1511 que ilustran la historia del órgano que facilitó la conversión de Bilbao en plaza mercantil de relieve internacional.

Será uno de los documentos que se encuentran en el Archivo Foral el que servirá como hilo conductor del recorrido, que ayer realizaron la diputada de Cultura, Josune Ariztondo, Asier Madarieta, responsable de Bizkaikoa, y Andoni Iturbe y Aingeru Zabala, del Archivo Foral, en primicia para los medios de comunicación. "El Archivo muestra así al público la gran labor de conservación, catalogación y gestión de la mayor parte del patrimonio documental vizcaino realizada por sus profesionales a lo largo de estos años", aseguró Josune Ariztondo.

Tras una explicación de la muestra, se conducirá a los visitantes a salas de recepción y depósitos, situadas en la segunda planta del edificio. A estas instalaciones, llega todo el material en bruto y en ellas se realiza una primera tarea de clasificación e informatización, que permitirá su posterior localización.

"Los documentos hay que leerlos, hay que descifrar el contenido y sintetizarlo. Hubo épocas como en el siglo XVII que para escribir seis letras utilizaban una página entera, pero en otros momentos, se pagaba por páginas y se escribía casi por telegrama. En muchas ocasiones, saber lo que pone es una de las tareas más duras y anónimas de todo el departamento", explicó Aingeru Zabala.

'dni' del documento Pese a que el papel es el material predominante, estas salas acogen no solo documentos escritos; al Archivo también llega importante material gráfico (fotografías, dibujos, grabados, planos, mapas…), e incluso, musical, como grabaciones o partituras. Por ejemplo, junto a la documentación de grandes compañías históricas ya extinguidas (como la naviera Sota-Aznar, Unión de Crédito Minero o Ybarra Hermano y Cia) también se vela por la memoria de los primeros pasos de firmas aún punteras, como Gastón y Daniela, que ha cedido incluso algunos de sus antiguos muestrarios de tejidos.

El tercer paso en este recorrido llevará a los visitantes a la sala de catalogación, en la quinta planta. Los expertos en el tratamiento de documentos históricos elaborarán luego la ficha, un elemento imprescindible en todo el proceso sin el que la localización y, por tanto la consulta, de cualquier material sería imposible. Explican en el Archivo Foral que cada ficha es única. Es el DNI de cada documento.

Y por último, estas fichas se pueden consultar en la Sala de Investigadores, en la sexta planta, final de la visita. Pese a su nombre, esta sala está abierta a todo el público, que tiene la oportunidad de consultar originales de los que no hay más copia que la que se facilita al usuario.

Este libre acceso a todos los fondos únicamente está limitado en las peticiones referidas al material más antiguo (del que se facilita una transcripción) y en las de aquellos documentos en precario estado de conservación o cuyo contenido esté protegido legalmente. "Por ejemplo, todavía quedan algunos documentos de adopciones realizadas en Bizkaia en el siglo XIX que están restringidos", explica Aingeru Zabala.