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EL músico, pintor, y, poeta, Diego Vasallo (Donostia, 1966) presenta en la galería Arteko de Donostia una muestra de los dibujos originales de su libro de poemas Canciones que no fueron, poemas que no sabe si llegarán a ser poesía, bocetos de canciones que nunca fueron. Los 38 dibujos de pequeño formato y en blanco y negro, se mueven en la onda de la abstracción lírica, a los que añade collage y grafiti, para ilustrar su primer poemario, pensamientos escritos a lo largo de los últimos ocho años.
La mejor abstracción lírica de los últimos cincuenta años sobrevuela sobre ellos. Cuidada caligrafía y sensibilidad se aprecia en ellos. Resultan apuntes rápidos, libres, frescos, susurros poéticos que asume caligrafías cultas y populares.
Otro tanto sucede con sus telas pintadas en grises y negros sobre blanco. Una poética barojiana , telurismo del país, asumido con una cierta belleza de la tristeza, y una asunción del mejor Goya negro, le lleva a plasmar estas telas cargadas de sensibilidad captada tras el cristal de una mansión burguesa. En sus formatos medios, Desencantamientos, gana en intensidad, y logra mayores calidades, que en su telas de mayor formato, Requiem IV), 2011. En ellas se concentran más los grises y los negros, y resultan más atractivas las texturas y los lavados.
Ciertamente en Vasallo hay sensibilidad artística global, pero nos quedamos con el Vasallo músico que se muestra en el magnífico vídeo Anatomía de una ruina, realizado por el fotógrafo y realizador Thomas Canet, y que muestra al mejor cantautor ronco ante los micrófonos.
Su poética negra y salvaje encaja perfectamente con la sensibilidad de Vasallo. El vídeo se proyecta también en la sala de exposiciones y posee garra y buena planimetría y coloratura en blanco y negro.
Ciertamente los pasos dados por Diego Vasallo en esta década en el campo de la pintura son notables, y se van poco a poco consolidando, pero conviene recordarle al autor que como todo lenguaje artístico requiere dedicación, constancia, y tiempo, pues es una carrera de fondo, al menos si se quiere hacer algo notorio.
Es lo que suele ocurrir con los creadores multimedia, que aunque poseen sensibilidad total, se quedan en algunos lenguajes y aspectos, como a medio camino. Demos tiempo al tiempo.