"Si se legaliza la droga se acaba con las mafias y el narcotráfico en Colombia"
Ha ganado el premio Alfaguara de novela con 'El ruido de las cosas al caer', un viaje lleno de emociones para buscar las huellas del pasado. En estas líneas recorre los entresijos del narcotráfico y cree que solo hay una vía para acabar con eso: "Legalizar la producción y la venta de droga"
BILBAO. Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973) recorre a través de las páginas de su última novela, El ruido de las cosas al caer, la vida en la capital colombiana en los años 80. Una década que marcó a una generación y que dejó profundas huellas en los niños y adolescentes que atravesaron esa década. Muestra un país duro, afectado por el narcotráfico y el terrorismo que generaba el negocio de la droga. Violencia y corrupción dominaron el país durante aquellos años. La muerte de Pablo Escobar cambió la situación de violencia, pero no resolvió el problema de las mafias de la droga. Su libro quiere ser un análisis de cómo afectó el miedo a la inseguridad en las calles, los toques de queda y los atentados a civiles a unos jóvenes que no eran consumidores y que tenían que acostumbrarse a vivir con una situación de peligro excepcional.
¿Qué ruido hacen las cosas al caer?
Hay un accidente de avión que ocurre en 1995 y que de alguna manera pone en marcha la intriga de la novela. Es una novela que habla, entre otras muchas cosas, de aviones, de pilotos, habla de drogas. Las cosas que caen están en esos aviones, pero luego el título va adquiriendo un contenido metafórico.
¿Caída de sentimientos?
Sí. Se caen las familias, se caen las amistades, la relaciones personales y, es la última idea, eso que está a punto de caer es el país. Es la Colombia que a mí me tocó vivir.
¿Cómo fue esa Colombia que a usted le tocó vivir?
Conviví con el terrorismo de los cárteles de la droga, con los toques de queda durante los años 80. Esta novela es la experiencia de cómo nos marcó a nosotros como generación esa etapa.
¿Se ha recuperado el país de esa etapa?
El terrorismo ligado con el narcotráfico desapareció. En esa época, está la guerra que le declaró Pablo Escobar al gobierno colombiano, y en la que no tuvo ningún problema en utilizar a los civiles como rehenes poniendo bombas en los centros comerciales, en los aviones. Con la muerte de Pablo Escobar en el 93 eso desapareció. Pero el narcotráfico sigue.
Se ha convertido en una seña de identidad de Colombia.
Tristemente es así. El narcotráfico financia todos los ejércitos ilegales del país; financia la guerrilla de las FARC, financia a los paramilitares de extrema derecha, sigue corrompiendo el sistema político? Los efectos nocivos del narcotráfico no han pasado. Ha pasado la violencia terrorista que estuvo ligada a la droga durante muchos años.
Colombia está considerado un país muy atractivo para visitar, pero el envoltorio de noticias no es nada agradable. ¿Es un país difícil para vivir?
Por ejemplo, la Bogotá en la que yo crecí era muy hostil, muy violenta. Lo que yo he querido contar es cómo mi generación quedó marcada por esta violencia. Hoy, Bogotá tiene los mismos problemas que cualquier gran capital. Es insegura en algunas zonas y en algunos momentos del día, pero también es una ciudad muy activa culturalmente. Trata todos los días de luchar contra sus políticos, unos dirigentes que son un desastre todos.
¿Cree que hay alguna manera de salir de la encrucijada del narcotráfico?
La única manera de solucionar los problemas ligados al narcotráfico -la violencia, la corrupción y las mafias...- es legalizar el producto. Legalizar la droga significaría eliminar la enorme riqueza que produce. La droga es tan cara y cuesta tanto dinero porque es ilegal.
¿Eso podría hacerlo un solo país? ¿Solucionaría algo?
Se puede hacer, pero no sería suficiente con que lo hiciera un solo país. Mientras la droga siga siendo ilegal, sobre todo en los países consumidores, que son los que ponen unas cantidades inmensas, nunca se acabará el problema. Estados Unidos nunca va a permitir que se legalice la droga.
Estados Unidos es uno de los principales consumidores.
Precisamente por eso es imposible legalizar la droga. La mayoría de la sociedad americana coloca a la droga en un problema individual, como mucho de la salud pública, pero no de orden público. La mayoría piensa que cómo la droga hace daño hay que prohibirla. Es lo mismo que pasó con el alcohol. Sólo durante la ilegalización del alcohol hubo mafias en Chicago, hubo alcapones, asesinatos, tiranismo, corrupción? Cuando se legalizó volvió a ser un problema individual. Ya no hay mafias, ya no hay violencia. Ese puede ser el caso probeta para considerar la legalización de la droga.
¿Es difícil evitar el consumo de la droga en un país como Colombia?
Una de las claves de esta novela es mostrar cómo ha vivido una generación las consecuencias de la droga sin haber sido consumidores.
Usted pertenece a esa generación, ¿cómo le afectó esa etapa?
Eso es lo que quiero aclarar en el libro. No he sido consumidor, no he sido víctima directa, conocía a gente que ha muerto en los atentados de Pablo Escobar, pero no eran muy cercanos a mí. Lo que quiero aclarar en esta novela es cómo nos influyó eso de tener que acostumbrarnos al miedo, cómo nos marcó por dentro. Cómo se vieron afectadas nuestras relaciones familiares, amorosas, de amistad? De las consecuencias del consumo, de la adicción, se han ocupado muchísimas novelas en Latinoamérica, algunas de ellas, más bien malas.
¿Ha podido borrar esas marcas que dejó una época concreta en su vida?
Se puede entender que pasó, para eso he escrito esta novela. Quiero explicar cómo logramos convivir con esto, explicar las estrategias que uno adopta en la vida cuando hay una amenaza presente. Solo podía escribir esta novela en la España posterior al 11M. El país que convive con la amenaza del terrorismo global. La novela responde a la emoción de vivir con el miedo, quería dejar constancia de cómo influye en nosotros. En los noticieros, en los diarios, hay una constancia de los hechos concretos pero no de cómo marcó a los jóvenes de una época.
¿Tenemos una imagen distorsionada de Colombia?
Todas las sociedades que han pasado por un modelo de violencia dan una imagen distorsionada, lo mismo Latinoamérica que el País Vasco o Irlanda del Norte en cierta época. Me interesa que el lector comprenda mejor cómo se vive en un país que convive con la violencia. En la novela también explico cómo fue el origen del negocio del narcotráfico.