Fallece María Isbert, uno de los rostros más carismáticos del cine español
La madrileña participó en más de 250 películas, entre ellas la mítica 'Viridiana'
madrid. La actriz María Isbert falleció ayer a los 94 años de edad, en Villarrobledo (Albacete). Isbert era hija y madre de actores: su padre fue José Isbert, uno de los grandes intérpretes de la escena española, y uno de sus siete hijos, Tony, ha continuado con la tradición familiar.
Nacida en Madrid el 21 de abril de 1917, fue, gracias a su voz y su peculiar físico, uno de los rostros más carismáticos, populares y prolíficos del cine, el teatro y la televisión desde la década de los sesenta a la de los ochenta, con 250 títulos en su haber. Sus papeles en grandes clásicos del cine español, como La gran familia, de Fernando Palacios; Viridiana, de Luis Buñuel; El verdugo, de Luis García Berlanga, o Amanece que no es poco, de José Luis Cuerda, la convirtieron en una de las secundarias imprescindibles de nuestro cine en ocho décadas de carrera, durante las que desarrolló sobre todo su faceta más cómica.
"Emocionada y agradecida" recibía el 10 de noviembre de 2008 el homenaje de sus compañeros de profesión cuando era nombrada miembro de honor de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, en la que fue una de sus últimas apariciones públicas. Estudió en un colegio alemán y aprendió varios idiomas, y aunque su padre quiso que opositara al cuerpo de Aduanas, María prefirió seguir sus pasos y en 1936 debutó junto a su padre con la obra de Alejandro Casona Nuestra Natacha. Trabajó en la compañía familiar durante ocho años, la mitad de ellos como protagonista. "En el teatro siempre he sido muy feliz, ahora estoy muy vieja y lo echo de menos, pero lo revivo otra vez a través de la memoria", confesaba recientemente la actriz, que hasta su fallecimiento vivió con uno de sus hijos en la localidad conquense de El Provencio.
Fue en 1944, de la mano de Juan de Orduña, cuando se inició en el cine con el largometraje La vida empieza a media noche, compaginando los rodajes con el teatro y la televisión, sobre todo el los míticos Estudio 1 de TVE. Después llegaron la películas Un hombre de negocios (1945), de Luis Lucía; Botón de ancla (1947), de Ramón Torrado; Recluta con niño (1955), de Pedro L. Ramírez; El rey de la carretera (1956), de Juan Fortuny; Lo que cuesta vivir (1957), de Ricardo Núñez; Los ángeles del volante (1958), de Ignacio F. Iquino; y El gafe (1958), de Pedro L. Ramírez. En la década de los sesenta apareció en largometrajes como Un rayo de luz (1960), de Luis Lucia; Viridiana (1961) de Luis Buñuel; La gran familia (1962) de Fernando Palacios; Un, dos, tres, al escondite inglés (1969), de Iván Zulueta, o Soltera y madre en la vida (1969), de Rafael Gil, por citar algunos.
A principios de los años cincuenta se casó con el profesor de idiomas húngaro Antonio Spitzer, lo que la apartó de los escenarios, pero el fallecimiento de su esposo en 1968 la devolvió al teatro. En 1979 estrenó Lo mío es de nacimiento y en 2004 Personajes sin vergüenza, su última representación teatral. Cumplió sus bodas de oro en la escena en 1986. En 1995 reapareció en Barcelona, tras dos décadas de ausencia, para representar La metamorfosis, en la que compartió cartel con su hijo Tony.
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