Los hábitos alimentarios están condicionados por una gran variedad de factores geográficos, socioculturales y económicos, entre otros. La disponibilidad de un determinado alimento circunscrito a una región, por ejemplo, facilita la tradición en su consumo. Se entiende así que en regiones costeras, el consumo de pescado sea más frecuente que en regiones del interior e, incluso, que las recetas varíen. Las particularidades del clima, la orografía y el tipo de tierra, entre otros factores, son elementos que han condicionado la disponibilidad de alimentos concretos en una determinada región y, por tanto, su consumo.
De igual forma, aspectos religiosos y culturales han promovido desde hace años distintos hábitos alimentarios: la prohibición de algunos productos por parte de ciertas creencias, su forma de preparación, presentación, horarios e, incluso, utilización de cubertería especial, establecen unos criterios que terminan por definir las costumbres.
Más allá de los hábitos alimentarios, pero en íntima relación, el ser humano es capaz de expresar su cultura a través de la cocina.
A menudo, los criterios empleados para decidir comer o cenar en un restaurante responden más a aspectos relacionados con el placer (forma de elaboración de los platos, especialidades en la carta, entorno...) que a la mera necesidad u obligación de cubrir el trámite de comer. En estas ocasiones, y no por casualidad, se transgreden los hábitos alimentarios propios y se eligen establecimientos diferentes que aporten una nueva perspectiva al acto de comer. Es el caso de los restaurantes étnicos.
En cualquier caso, los elementos indispensables que permiten el buen funcionamiento del organismo se obtienen tras la ingesta de una alimentación variada y diversificada. Es la manera de proveer de elementos imprescindibles como vitaminas, minerales, aminoácidos esenciales y ácidos grasos esenciales, sin los cuales es imposible mantener un estado de salud adecuado.
Con todo, un sinfín de elementos perfilan las características que definen el comportamiento alimentario. Comer acompañado o no, el entorno más o menos ruidoso, con o sin música, comer mientras se ve la televisión, la presentación en el plato y, en general, el entorno, condicionan la forma de comer y la salud del comensal a largo plazo.