DONOSTIA

uNA magna exposición en torno a La Pelota y el Arte, fundamentalmente de época contemporánea, comisariada por José Mª Unsain, codirector de Museo Naval de Donostia, se presenta con acierto en el Kubo Kutxa donostiarra, abarcando dibujos, grabados, carteles, fotografías, pinturas, esculturas, maquetas de arquitectura, instalaciones, y películas, lo que demuestra el interés de las artes plásticas por el juego de la pelota.

En tan extensa exposición, y aun teniendo en cuenta la calidad media de las obras presentadas, provenientes de los mejores museos y colecciones particulares de Francia y España, sobresalen por su propia calidad, el Jugador de pelota (México, 100-400 a.C.), la Estela de Banca de la Baja Navarra (1784), el tapiz de Francisco de Goya (1779), las pinturas de Gustave Colin (1863), Joseph de Saint-Germier (1865), Santiago Arcos y Megalde ( 1897), Ignacio Díaz Olano ( 1892), Clémentine-Héléne Dufau (1903), Louis- Benjamín Floutier, Ramiro Arrúe, Aurelio Arteta ( c. 1925-30), Jesús Olasagasti (1946), Ascensio Martiarena (1953), José María Ucelay (1962), Agustín Ibarrola, José María Lazkano (1987 ); los carteles de Paul Tillac (1928), y Ramiro Arrúe ( 1924); los grabados de Raul Serres, Gustavo de Maeztu (1932), Milivoy Ucelac (1932), Andrés Nágel (1980); los dibujos de Garbero (1905), Daniel Tamayo (1995); las fotografías de Duque (1910), Car (1915), José Ortiz- Echague (1933), Willy Koch Bengoechea (1946), Jean Velez (1950), Elorza (1963), Daniel Velez, Alberto Schommer (1978), Antxón Hernández (1994), Lamia, y Juantxo Egaña (2004); los escultores Carlos Elguezua, Gabriel-Noel Rispal (1923), Jorge Oteiza ( 1952), José Alberdi (1991), José Ramón Anda (1980), y Anton Mendizabal ( 1999); la vídeo instalación de Fernando Pagola (2010) y la instalación de Agustina Otero-Leopoldo Ferrán (2010); arquitectura de A. Mendizabal-C. López de Ceballos (2006); y varias películas de Larruquert y Orson Welles.

La muestra es mucho más extensa, más de 130 obras en total, de calidades varias y desiguales, pero siempre dignas, y que son cifra y documento del amplio interés que ha despertado la fiesta principal de los vascos. Aunque la temática pueda parecer a algunos un tanto reiterativa, los diversos lenguajes, poéticas, y disciplinas, demuestran la evolución de gustos habida también a lo largo del tiempo, y que van desde el realismo y el realismo costumbrista, pasando por el simbolismo, el impresionismo, el fauvismo, el surrealismo, el expresionismo figurativo y abstracto, el conceptual, el minimal, y los nuevos realismos y figuraciones con los que nos hallamos. Ciertamente hay mucho que ver y que gozar en esta exposición, que recupera gran parte de nuestro imaginario popular y colectivo.