Directores y guionistas. Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne. Reparto. Arta Dobroshi, Jérémie Renier, Olivier Gourmet, Fabrizio Rongione. Sinopsis. Lorna es una joven albanesa que reside en la ciudad de Lieja (Bélgica). Provista ya de los documentos legales, tiene que seguir conviviendo con un drogadicto con el que se casó interesadamente. Trabaja en una tintorería, pero su sueño es comprar un bar con su novio Sokol. Pero un mafioso decidirá por ella, por lo que tendrá que casarse más tarde con un delincuente ruso que quiere obtener la nacionalidad belga. Solamente les separa un "pequeño" obstáculo.

E N la catedral de Lieja, ciudad en la que filman los hermanos Dardenne, los satanistas se reúnen cada sábado para realizar sus ritos ante un demonio que ejerce de despistado cómplice. Es un ritual asumido por sus habitantes. Lieja esconde muchas más curiosidades. Como la historia de la ciudadela construida para amordazar a los lugareños y no al enemigo exterior.

Los antonionistas, una pseudosecta, también campan a sus anchas. Aun así, Lieja parece una ciudad tranquila y amante de la fiesta. En el cine de los hermanos Dardenne pasa algo parecido. En un ambiente de aparente normalidad su mirada se centra en los subterfugios de una sociedad mecanizada y opulenta que oculta unas realidades bruscas y solitarias. Los hermanos Dardenne reparan en las misiones de las personas obsesionadas en lograr la independencia y sentirse responsables. Brisas leves e intensas de libertad.

En Rosetta, la protagonista lucha por tener un hueco en la sociedad y busca un refugio en una furgoneta donde vende gofres. El silencio de Lorna establece otro pausado ejercicio de cine puro. La actriz da vida a una mujer albanesa que decide (o deciden por ella) convertir el matrimonio en la antesala de un futuro libre y deseado. La cámara de los hermanos Dardenne no enamora como con Rosetta, pero la historia impacta en su simplicidad y humanidad. Una cinematografía que denuncia el estado del bienestar y encuentra su punto de ebullición en la exasperación de las emociones encontradas que no siempre conjugan al ritmo del espectador. El silencio de Lorna es una película impactante, pero menos sorprendente conociendo las anteriores películas de Dardenne.