bilbao. Ha trabajado durante dos años y medio en la creación la novela. Ocho horas diarias dedicadas exclusivamente a la investigación y la escritura. Así resume la sensación que le ha quedado tras esa inversión de tiempo: "Me siento muy afortunada".

¿Se puede abarcar en 1.096 páginas la historia del siglo XX?

Mi idea era escribir una novela en la que poder abarcar algunos de los grandes acontecimientos que ocurrieron en ese siglo. La novela comienza con la caída de la II República y termina el día que cae el Muro de Berlín, de manera que entre medias está la Guerra Civil española, la posguerra, la II Guerra Mundial, el Estalinismo y la Guerra Fría. Los personajes se van moviendo alrededor de estos acontecimientos. También quería escribir desde una posición clara en contra de los dos grandes totalitarismos que asolaron Europa en el siglo XX.

¿No tembló ni un poco ante semejante reto?

Ha sido un reto ambicioso novelar un siglo tan conflictivo y tan cruento. Sobre todo había una parte que me preocupaba especialmente que era la Guerra Civil española, cómo abordarla. Decidí hacerlo a través de los ojos de una familia.

¿Por qué?

Para escribir esta novela, escuché numerosos documentos audiovisuales, porque afortunadamente hay muchísima información sobre las guerras, el nazismo... Pero también he echado mano de las historias que yo escuchaba cuando era pequeña a mi abuela sobre lo que había sido la Guerra Civil. Suponía un reto porque todos tenemos presente de una manera u otra la memoria de nuestros mayores.

Los personajes de la novela se debaten continuamente entre la lealtad y la deslealtad a sus principios, ¿cómo ha abordado este tema en "Dime quién soy"?

Esta es una novela en que los principios y el peso de la conciencia están muy presentes. Algunos de los personajes cometen errores importantes y el peso de la conciencia debido a la educación recibida es determinante. Amelia Garayoa, que es el personaje a través del cual construyo la acción, es una mujer que continuamente está purgando su pasado, se castiga a sí misma por los errores que cometió.

¿Por qué decidió que fuera vasca?

Para el personaje, ser vasca es un sentimiento, una emoción, es el prototipo de esos vascos que tienen una visión universal de la vida y de las cosas. Precisamente la hice vasca por la cantidad de vascos que han tenido esa dimensión universal, por la cantidad de vascos que han sido viajeros, inventores, guerreros...

Los títulos de los capítulos se corresponden con los nombres de cuatro hombres, ¿por qué?

Aunque Amelia Garayoa es el esqueleto de la novela, en realidad la obra trata de la vida de cuatro hombres: un joven republicano español, un revolucionario francés miembro de la Internacional comunista, un periodista norteamericano enamorado de la Europa de entreguerras y un oficial del ejército de Hitler. Esos son realmente los protagonistas, cuatro hombres cuyas vidas confluyen en las de esta mujer y por tanto cada capítulo va alrededor de estos hombres y a través de ellos voy desgranando lo que han sido los acontecimientos más importantes del siglo XX.

Personajes en situaciones extremas...

Una guerra siempre es una situación absolutamente extrema. El siglo XX es el más violento de la historia de la humanidad y en el que se escribe la página más negra, que es la del nazismo y los campos de exterminio. Creo que no hay un hecho más terrible en la historia, habiendo muchísimos terribles. Cualquier totalitarismo es absolutamente repugnante porque significa la falta de libertad y la falta de respeto a los derechos humanos, pero el nazismo es más repugnante si cabe porque significó el intento de eliminación de todo un pueblo. No se ha dado una situación tan terrible en toda la historia de la humanidad.

Miles de lectores esperan esta novela. ¿Cómo le repercute?

He tenido éxito con mis novelas anteriores pero tengo la sensación de que me la juego. Es importante tener eso presente.