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Una huella vasca en Abu Dhabi

El vizcaino Juanjo Novella realizará una escultura para una plaza pública de la capital del emirato

COMO la sal o la pimienta en la cocina. Así es Juanjo Novella. Esa es su esencia, lo curioso y extraordinario que le define. Se determina como condimento de los espacios públicos porque con sus creaciones busca modificar el ambiente, darle un toque especial, un sabor, para que, una vez colocadas, sea imposible volver a entender ese lugar sin ellas, erigiéndolas como elementos esenciales, inherentes al paisaje.

Su trabajo lo realiza en un amplio estudio de Portugalete. Desde las grandes ventanas se otea el Puente Colgante y el largo paseo que abraza a la ría. Allí, mientras la generosa luz se filtra a través de los cristales, Juanjo Novella da forma a sus esculturas. Artista autodidacta, deja de lado la visión romántica y mira hacia una sociedad tecnificada que le exige poner al límite su instinto natural. Tiene obras repartidas por numerosos lugares, como Gijón o Cataluña, pero ahora ampliará fronteras colocando uno de sus trabajos en Abu Dhabi. Allí, en la capital de EAU, dará también una conferencia sobre arte público. "La escultura tiene que trastocar, conmover y alterar ese espacio", explica Novella. Y eso es precisamente lo que va a llevar a cabo en Abu Dhabi. La pieza que instalará allí es una huella digital. Con seis metros de altura y una elevada inclinación, proyectará sombras en el suelo a través de unos pequeños y dispares huecos, de forma que los transeúntes se sentirán sobrecogidos, abrigados. Mientras, contemplarán perfiles y espectros, unos juegos bajo sus pies variables según la posición del sol. Todo un espectáculo a partir de doce toneladas de acero. "Los dibujos que se crean en el suelo son una delicia, y la curiosidad atrae a los transeúntes", asegura el escultor. La pieza se realizará en Abu Dhabi, aunque el artista manifiesta que preferiría hacerla en Bilbao. "Aquí tengo todos los medios y me siento muy cómodo, pero ellos quieren que se lleve a cabo allí, buscan un puente con Occidente". La organización, sorprendida por la obra del vizcaino, hizo todo lo posible para que estuviera presente en los simposios que organiza la ciudad cada año. "Me sorprendió que me llamaran. Entre 500 artistas han hecho una selección de dieciséis a nivel mundial. Recibí un correo de la directora diciéndome que si quería colaborar para el simposio de 2011, porque para el actual ya estaba todo cerrado hacía siete meses. Acepté, pero la dirección ha acomodado todo para que yo pueda estar presente este año", recuerda. A pesar de que le invade una gran satisfacción, asegura que no pretende agradar a la gente. "Simplemente busco no ofender, no acomplejar un espacio. Quiero que la ciudad se reconozca en mi obra y, hasta ahora, estoy teniendo mucho éxito porque a la gente le gusta lo que hago, lo que para muchos es sospechoso, pero los clásicos del siglo dieciséis gustaban al público", respalda. Se siente cómodo manejando los tamaños, con los que consigue crear impactos emocionales. "Tengo que sentir el sitio y adecuar mi intervención a ese lugar". Ese emplazamiento debe ser un espacio consensuado, por lo que no pretende "herir" la zona. "Los proyectos los maduro racionalmente muy poco, soy absolutamente intuitivo. En un principio me dejo llevar por el corazón y el instinto. Cuando voy a hacer un proyecto observo el lugar y, habitualmente, según estoy volviendo en el avión ya lo tengo hecho". Entonces llega a casa y establece todos los detalles. Y piensa en la luz, que acaricia las formas de su obra dotándolas de un encanto particular, potenciando su obra. La iluminación le empuja a orientar sus creaciones hacia el sur, "a no ser que entren en conflicto con otros elementos", comenta. "Me importa la luz como magnitud, como sustancia. Hay luz y punto, no me importa si es mucha o poca porque los objetos ya me lo devuelven todo resuelto, ellos traducen la iluminación que hay", sentencia. No olvida los pequeños detalles y, curiosamente, tiene dudas de ser escultor. "En realidad soy pintor, pero la escultura me permite realizar obras más contundentes. A veces me doy cuenta de que lo que estoy haciendo son grafías, dibujos puestos en pie", aclara. De este modo, Novella actúa en el espacio como si se tratase de un cuadro, equilibrando composiciones, dando pinceladas en un lugar. Asimismo, es contundente al afirmar que lo que el coloca "no es ningún adorno, aunque decore. Me dedico a construir la ciudad".

"Soy yo el que marca el sitio como adecuado. Cuando recibo un encargo de un Gobierno o una entidad, me cuentan qué desean hacer o cómo esperan rematar un edificio. El propio espacio me pide lo que necesita, y es que desviar mi obra de la instalación del lugar sería pervertirla". Con todo ello busca la belleza, algo que hace casi con obsesión. "Si el objeto no es bello, hermoso, sospecho de él. Una obra es como el vino, tiene que decir algo de una manera sencilla y armoniosa, pero compleja".

Inspiración

Manchas de óxido

Novella, vanguardista e imaginativo, se inspira en la naturaleza. "A mí una mancha de óxido en el suelo me motiva y estimula para trabajar". Para sus creaciones utiliza el hierro. "Su masa y densidad, tan especial, no es como la de la piedra, la cual tiene otro tipo de resonancias que no me interesan tanto", explica. El hierro forma parte de nuestra vida, de nuestra historia. La humedad y el óxido son elementos estructurales vitales", añade. Sus trabajos recuerdan a Chillida, incluso a los de Jorge Oteiza, precisamente sus autores de referencia. "En realidad me gustan muchos, incluso algunos que no me gustan demasiado tienen rasgos que admiro, y no tiene que ver con que sean artistas consagrados o emergentes". Orgulloso y emocionado por su aportación en Abu Dhabi y, sobre todo, por el interés que ha despertado su obra en la capital, Juanjo Novella colocará una de sus huellas, dejando rastro de su estilo y personalidad, permitiéndose jugar con la luz y las sombras de la segunda ciudad más poblada de los Emiratos Árabes Unidos. Porque todas las ciudades se construyen con arte, igual que cada plato se condimenta con sal o pimienta.