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HACE doce años que una cigüeña llamada Cathy y un ratón de nombre Nicolás montaron un cine para salir adelante. La inversión de estos peculiares empresarios le valió un Goya a la directora que narró su historia bajo el título Qué vecinos tan animales, Maite Ruiz de Austri. De hecho, ella es la única cineasta española premiada con dos de estos galardones: uno por esta misma película y otro por El regreso del viento del norte. Hasta aquí podría decirse que es un cuento con final feliz, pero desgraciadamente la crisis toca a la puerta del negocio de los animales de su fábula. Dispuestos a solucionarlo, optan por crear un canal de televisión para sobrevivir al bache económico. Esta segunda parte, titulada Animal Channel, aproxima de nuevo a la alavesa a la ansiada estatuilla.

Lo verdaderamente meritorio de esta cinta es que cuenta con un presupuesto modesto, de apenas un millón de euros, y compite con películas realizadas con el triple de fondos. Hace sombra a unos rivales en la lucha por el galardón de la talla de Cher Ami, dirigida por el catalán Miquel Pujol, Pérez el ratoncito de tus sueños 2, de Andrés G. Schaer, y Planet 51, dirigida por Jorge Blanco, la cual ha contado para su realización con 60 millones de dólares, constituyendose como la mayor producción cinematográfica que se ha llevado a cabo hasta la actualidad en el Estado español. "Estamos hablando de una cinta con un presupuesto setenta veces mayor que el nuestro. Digamos que es una apuesta a la americana, por lo que estamos muy contentos con estar ahí", explica Maite Ruiz de Austri. "Nos gustaría ganar, pero está claro que este año está especialmente complicado. A Planet 51 va a ser muy difícil discutirle el Goya". Sin embargo, con cada película que han hecho han logrado la nominación, "algo que ya es una recompensa". La directora está convencida de que puede hacerse un buen filme con poco presupuesto, simplemente todo tiene que ser armónico y guardar un equilibrio. "Si tu presupuesto es pequeño y no te puedes permitir grandes alardes, todo tiene que mantenerse acorde con él", explica. Y es que, si el argumento te atrapa, no importa que te la cuenten de manera sencilla. Así, los diseños de los personajes deben ser conformes al tipo de tecnología y animación utilizada. "Si quieres representar a un personaje con el aspecto del príncipe de Blancanieves, es necesario mucho trabajo de animación para que quede realista y te lo creas, por lo que si se dispone de pocos recursos no sería algo que fuera a quedar bien", aclara Ruiz de Austri.

Pero que no disponga de numerosos medios no significa que no haya un gran trabajo detrás, y no sólo de animación, sino también de sonido, montaje y otros aspectos que acarrea la realización de una película. En este caso la cinta ha sido elaborada por un equipo de ochenta personas. "Un filme, a diferencia de un cuadro, es un trabajo coral, por lo que en cada aspecto intervienen diferentes profesionales". Le han dedicado dos años y medio a su elaboración, y han quedado muy satisfechos con el resultado. Han utilizado técnicas mixtas por ordenador, lo que ha permitido economizar recursos y obtener un aspecto visual muy atrayente para el público infantil, aunque tampoco se han olvidado de la animación tradicional. "Estoy muy contenta con lo que hemos conseguido, porque lo hemos llevado a las últimas consecuencias y creo que podremos seguir investigando para conseguir resultados interesantes", afirma la directora.

respuesta del público

Una gran acogida

En cuanto a la respuesta del público, Maite Ruiz de Austri asegura que no podía haber sido mejor. Ella estudió magisterio, y siempre le ha llamado la atención el enorme poder didáctico que posee el mundo audiovisual y, más concretamente, el de la animación. "He tenido la suerte de estar presente en numerosas proyecciones con niños, porque hemos hecho campañas escolares en diferentes lugares", recuerda. A esas presentaciones los niños van con sus profesores al cine y, desde los centros educativos, trabajan con las guías didácticas que los organizadores les proporcionan. "Las proyecciones imponen un poco porque acuden 600 ó 700 niños. Imagínate si no les gusta. Pero la verdad es que fue muy bien. Fue bonito y emotivo. Era increíble como los menores se identificaban con el problema de los protagonistas. Lo vivían y sentían la necesidad de que ellos tenían que hacer que la televisión de los personajes funcionase, conseguir audiencia e interesar al público", rememora la nominada. "Cuando el audímetro de la película fue señalando que miles de espectadores se iban enganchando, estaban muy emocionados y hubo muchos aplausos, porque sentían que también era su canal".

Pero lo curioso de esta cinta es que trata un tema tan actual como el de la crisis. Ruiz de Austri se propuso tocar la cuestión "porque los niños también la viven". "Hay un montón de familias que están en paro y que tienen que apretarse el cinturón y, en un momentos determinados, tienen que decir que no a lo que los niños piden", comenta. La meta de la cinta ha sido explicar el tema de una manera sencilla, "accesible para los más pequeños, para que se impliquen en ayudar, a su nivel, para salir de una situación complicada". De este modo la película procura transmitir valores de superación y de amistad, ya que el fracaso también forma parte de la vida. Difunde la importancia de la unión en momentos difíciles, y ya fue premiada con la Medalla de Oro en el Festival Internacional de Houston. Montxo García ha sido el encargado de crear una canción interpretada por El Consorcio para una cinta en la que la música tiene un papel fundamental, puesto que crea el clima emocional.

El cine infantil

Momento de crisis

El mundo del cine infantil vive una situación de crisis que está siendo acompañada de varios cambios. Por un lado, se están viendo modificados los públicos a los que van dirigidas las películas, de modo que el abanico de destinatarios de filmes de animación se ha visto reducido. "Antes se concebían para desde los más pequeños hasta la adolescencia, pero ahora la edad de esos espectadores se encuentra entre los seis y los nueve años", explica Maite Ruiz de Austri. Y es que ese es el público que se interesa por el cine de animación propiamente dicho. "Primeramente este tipo de filmes contaban todo lo que no se podía relatar con una imagen real pero, ahora mismo, las figuraciones reales pasan por una animación más sofisticada", manifiesta la nominada. De este modo, "la animación se queda para niños pequeños". Precisamente por eso, Maite Ruiz de Austri ha optado por especializarse en este tipo de películas. "Ese tipo de animación que se basa en esa filosofía de todo vale para conquistar a todos, es útil hasta cierto punto. Lo llaman cine familiar, pero lo cierto es que las cosas que pueden interesar a un adulto o a un adolescente no son las mismas que las que le divierten a un niño pequeño, porque puede que no le hagan gracia o le asusten demasiado", aclara. "Las cosas son lo que son, por eso apuesto por un cine muy centrado en las edades". La directora, afincada en Badajoz desde hace quince años, asegura que nunca ha tratado de competir con Disney, y considera que hay sitio para los dos porque son mercados diferentes. Sin embargo, a pesar de las diferencias presupuestarias, la película ha logrado hacerse un hueco entre las grandes superproducciones y quién sabe si este 2010 les volverá a arrebatar el Goya. Cual David contra Goliat.