bilbao
dicen que Roberto Cearsolo ha tenido que cambiar de domicilio. Y es que hay muchos que no le perdonan que con su desfalco haya podido poner en peligro los éxitos conseguidos por un museo como el Guggenheim que se ha convertido en un tractor cultural y económico para el país.
Pocos meses antes el museo había celebrado su décimo aniversario y la lista de éxitos resultaba interminable. Decía The New York Times que quien no había visitado Bilbao no había estado en el futuro. El titán de titanio acaparaba portadas en todos los periódicos del mundo.
Incluso el propio Roberto Cearsolo en noviembre de 2006 intervino como ponente en la V Conferencia Europea de Registros de Museos, celebrada en el Reina Sofía de Madrid, y ante directivos de diversas instituciones museísticas de todo el continente, explicó la experiencia del Guggenheim en el "sistema de gestión de la capital total".
En su exposición, Cearsolo explicó cómo el museo bilbaino había implantado el modelo de gestión del EFQM que le había permitido obtener la Q de plata. Pero mientras alababa la gestión del museo, se apropiaba de dinero de sus cuentas.
Para los responsables del museo fue un auténtica jarra de agua fría cuando detectaron las irregularidades. La "traición" de Cearsolo dolió mucho en el museo. Este economista estaba trabajando con ellos desde 1992. En aquella época se incorporó al Consorcio del Proyecto Guggenheim Bilbao como responsable económico-financiero hasta el año en que se inauguró el Museo, 1997, en que pasó a ser subdirector de Administración y Finanzas. Tres años más tarde el brillante economista ascendía al cargo de director de una de las áreas más importante del museo.
Nadie se explica para qué quería el director financiero del Guggenheim las cantidades sustraídas, todas de pequeño importe. En ningún momento, Cearsolo ha demostrado ostentación económica entre sus amigos y compañeros del Guggenheim.
fraude El fraude fue descubierto a raíz de una investigación del Tribunal Vasco de Cuentas (TVCP). El órgano fiscalizador, a instancias del Parlamento Vasco, solicitó información al museo sobre la compra de dólares llevada a cabo entre 2002 y 2005 por la Tenedora para comprar la obra escultórica de Richard Serra, cuando se detectaron por casualidad las irregularidades.
Cearsolo era la persona que reunía esos papeles cuando los requerían los auditores. Un día antes de la visita de los miembros del TVCP, comunicaba su baja por depresión y días más tarde se detectaban las irregularidades. Vidarte encargó al subdirector del área financiera, Andoni Dobaran, la preparación de los informes y detectó las irregularidades cometidas por Cearsolo.
Fue el propio museo el que dio a conocer las irregularidades. Días más tarde, Vidarte convocaba sorpresivamente una rueda de prensa. En ella, comunicaba ante unos atónitos periodistas que había despedido a Roberto Cearsolo e informaba que había presentado una denuncia al Juzgado de Instrucción de Bilbao contra él. "El museo ha tomado diversas iniciativas para hacer frente a un problema del que me siente personalmente defraudado", ya que Cearsolo se encontraba entre las "personas de confianza del museo", expresaba Vidarte. En su comparecencia ante los medios de comunicación también leyó una carta enviada por Cearsolo autoinculpándose del desfalco.
Pero el Patronato del Guggenheim Bilbao y el de Nueva York lo tienen muy claro: "Las irregularidades detectadas son fruto de una actuación individual que en modo alguno debe empañar, como se ha pretendido, la labor desarrollada durante diez años por el Guggenheim Bilbao, uno de los proyectos que ha alcanzado mayor éxito en este país".