SCOTT Schuman, fotógrafo y aficionado a la moda, inauguró su blog The Sartorialist en internet con el simple objetivo de compartir fotos de gente que veía por las calles de Nueva York cuyo look le gustaba o le transmitía un estilo con marcada personalidad. El éxito ha sido tal que hoy en día recibe casi dos millones de visitantes únicos al mes y cuenta con el apoyo de firmas como Chanel o Bottega Veneta, con lo que se ha convertido en el blog de moda más influyente del mundo y transformándole a él, su creador, en una de las 100 personas con más influencia en el mundo de la moda. Con motivo de la publicación de su nuevo libro, The Sartorialist: Closer (Ed. Penguin), y en el marco de Photoespaña, Loewe expone su trabajo en Barcelona hasta el 1 de noviembre.
Mientras los medios de comunicación convencionales se desangran con la crisis económica y la merma publicitaria, este fotógrafo ha convertido su street style (en español, moda callejera) en un negocio rentable más allá del terreno mediático.
Pero, ¿dónde está el secreto del enorme éxito con el que cuenta este blog? En que gente sin hogar, vaqueros, camareros, jovencitas de colegio, discotequeras, chavales vestidos a medias de futbolistas o ancianos granjeros pillados en calles de sus ciudades destilan elegancia en las fotos de Shuman porque, según su forma de ver la moda, "son auténticos".
De hecho, el trabajo de Shuman demuestra cómo la moda se retroalimenta: Shuman fotografía gente en la calle porque le llama la atención algo de su indumentaria, incluso de un indigente, o de un cowboy, como ha sido el caso. Luego, un importante diseñador ve esas fotos y, a partir de ellas, crea una tendencia. Tal cual.
Pero hay que tener en cuenta que este fotógrafo no es, ni mucho menos, un recién llegado al mundo fashion, aunque sí es verdad que su vida es la clásica historia de éxito americano.
Scott Schuman nació en Indiana donde cursó sus estudios universitarios principalmente de Merchandising y algo de Confección de Moda, en la Universidad de Indiana. Fue un alumno aventajado y destacó en los cursos de patronaje, confección, dibujo y diseño. Esto fue el principio de su amor por la moda artesanal y el inicio de su romance con la dura labor que supone hacer un traje a medida o un vestido de costura. Antes de The Sartorialist trabajó en el departamento de ventas y marketing para varios diseñadores de moda femenina de lujo.
Durante estos 15 años que trabajó en la industria de la moda, tuvo siempre la sensación de que existía un abismo entre lo que él vendía en el showroom y lo que veía que la gente real ("gente realmente muy cool", según sus palabras) llevaba puesto en su vida diaria. Justo después del 11-S, decidió cerrar su showroom para centrarse más en la fotografía. No quería convertirse en un "fotógrafo de moda" pero sabía que de alguna forma su amor por la moda y la fotografía acabarían encontrándose y fusionándose.
Pensó que podía fotografiar a la gente de la calle desde los ojos de un diseñador, y captar la esencia de la moda en la calle para convertirla en fuente de inspiración de muchísima gente en este proceso.
Pasó de compaginar su trabajo en un showroom con las fotos de un blog anónimo a obtener trato privilegiado por parte de todo el sector de la moda. De esperar a las puertas de la Semana de Moda de Nueva York a que terminaran los desfiles para fotografiar a las mejor vestidas a sentarse en la primera fila de las pasarelas más cotizadas.
Un buen día, gracias a la enorme respuesta de su audiencia, y según él mismo cuenta, los que antes le dejaban fuera pasaron a considerarle one of the gang (uno de los nuestros). Según la revista Women's Wear Daily, conocida entre los fashionistas como la única y verdadera biblia de la moda, un bloguero como Schuman puede cobrar hasta 40.000 euros por colaborar con firmas como Tiffany & Co., Moschino o Burberry y facturar 800.000 euros al año. Él no habla de cifras.