Londres. En medio de la vorágine por la boda real entre el príncipe Guillermo y Kate Middleton, la verdadera estrella de la Familia Real británica vuelve a adquirir protagonismo. Y es que la reina Isabel II, que pronto cumplirá 60 años en el trono, celebra mañana su 85 cumpleaños.
Esta mujer pequeña, a menudo ataviada con vistosos sombreros, es para los británicos como una roca frente al oleaje. Ha visto pasar doce primeros ministros, matrimonios y divorcios reales... pero ella sigue en pie, es la constante de la monarquía británica. Y parece que disfruta de una considerable autoridad entre sus compatriotas. "Han venido unos gobiernos, otros se han ido, pero la reina siempre estaba ahí, desde que tengo uso de razón", dice Panny Ayling, de 62 años, procedente del sur de Inglaterra.
Ya está claro que Isabel II no piensa en abdicar. Es jefa de 17 Estados -desde Canadá hasta Tuvalu- y goza de buena salud, aunque desde hace tiempo no puede practicar su hobby favorito: montar a caballo. Tampoco ha decaído su espíritu emprendedor y en mayo quiere convertirse en la primera monarca británica que viaja a la República de Irlanda. Un destino extraordinariamente complicado debido a la historia común de ambos países. Pero la reina no sería la reina si dejara esa misión pendiente a su sucesor. Sólo dos reyes en la milenaria historia de la monarquía británica se sentaron en el trono durante más tiempo que Isabel II: la reina Victoria y el rey Jorge III. Isabel II tendría que seguir reinando a los 90 años para superar el récord de su bisabuela, la reina Victoria. Y para muchos observadores de la Casa Real británica, no está descartado que lo consiga. Con todo, una reciente encuesta señala que la mayoría de sus compatriotas preferiría ver en el trono lo antes posible a su nieto, el príncipe Guillermo.
Cuando era solo una joven princesa Isabel ascendió al primer puesto en la línea de sucesión al trono por pura casualidad. Su tío, Eduardo VIII, que era ya rey -aunque aún no había sido coronado- renunció al trono por amor a la actriz estadounidense Wallis Simpson, dos veces divorciada, de forma que Jorge VI, el padre de Isabel, ascendió a la Jefatura del Estado en 1936. La princesa supo inmediatamente lo que eso suponía para ella, así que comenzó a prepararse para su futuro papel. Jorge VI murió joven, y de pronto, Isabel, su primogénita, asumió el relevo. "Pobre de ti", le dijo supuestamente su hermana, la princesa Margarita. En 1952, con apenas 27 años, recibió la corona real del obispo de Canterbury.