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Histórico olvidado

José Horn, un hombre aferrado a un sentimiento

Fue abogado defensor de causas nacionalistas y, durante meses, alcalde de Bilbao

José Horn, un hombre aferrado a un sentimiento

Érase un hombre aferrado a un sentimiento pese a que su cuna estaba bien distante de la tierra que tanto amó. No en vano, José Horn y Areilza nació en Cagsana (provincia de Albay, Filipinas) al sur de la isla de Luzón, el 28 de marzo de 1879. Su padre Francisco Horn y Mendía, era natural de Vitoria-Gasteiz y su madre Antolina de Areilza, lo era de Bermeo. El apellido de su familia procedía de un pueblo situado al oeste de la actual República de Chequia. Fue una de las siete familias venidas al País Vasco hacia 1820 de aquella zona para instalar negocios de ferretería.

José realizó los estudios superiores ya en Bilbao, licenciándose en Derecho por la Universidad de Deusto (1894-1900), donde militó en las juventudes del Partido Nacionalista Vasco (PNV). Comenzó a trabajar en el bufete de un concejal carlista (Lorenzo Areilza), encargado de los asuntos de la familia Sota. Luego se estableció por su cuenta en un bufete que se convertiría en uno de los más reputados de Bilbao, encargándose de los asuntos de la Diputación (intervino en asuntos famosos mediante dictámenes tales como los redactados en 1905 sobre el caso del Médico de Elantxobe o el del Timbre provincial treinta años más tarde) y de empresas como Ebro, Unión Española de Explosivos y del Banco Guipuzcoano, del que sería consejero. Además fue docente en la Universidad de Deusto, de Procedimientos judiciales y práctica forenses.

Colaboró en el diario ‘Euzkadi’, fue consejero de diversas entidades y uno de los defensores del Estatuto de Estella

Entremos de su mano en el siglo XX. No por nada, José Horn acabó sus estudios en 1900, cuando era ya un colaborador habitual de la prensa nacionalista. En su actividad profesional dedicó, también, parte muy principal a la defensa de sus correligionarios, destacando su actuación a favor del director de Euzkadi, Pantaleón Ramírez de Olano, y del joven nacionalista Idiáquez, caso, este último, que pasará a los fastos de la historia del período republicano como el caso Idiáquez.

Cuenta la historia que para Idiáquez, Horn consiguió la anulación de condena, hecho este que causó sensación y el estupor, entre otros, del conocido jurista consulto Ángel Osorio y Gallardo. No conviene olvidar que entre sus quehaceres sobresalió el hecho de que fue el primer presidente del Consejo de Administración de la Compañía Marítima Euskalduna de Bilbao, creada el 11 de agosto de 1927. El mismo espíritu emprendedor y beligerante que le acompañó a lo largo de toda su vida, le hizo ser partícipe de la fundación del Banco Agrícola Comercial de Bilbao, donde figuraba en el Consejo de Administración del mismo cuando desapareció en 1927.

Fue uno de los firmantes de la carta dirigida, el 25 de octubre de 1918, al presidente de EE.UU., Thomas Woodrod Wilson

Entre ahora, quien camina por esta semblanza, en el universo político, donde José Horn trabajó en profundidad. No por nada, como integrante del PNV, fue concejal y alcalde de Bilbao en 1909, concejal de Abando en 1911 y 1913-1917. Diputado por Bizkaia en las Cortes españolas durante las legislaturas 1931, 1933 y 1936 y senador en 1918-1923. Fue uno de los firmantes nacionalistas de la carta dirigida, el 25 de octubre de 1918, al presidente norteamericano Woodrod Wilson.

Desde su puesto del Senado apoyó la creación de una Universidad Vasca en 1918 y fue uno de los miembros del comité de Universidad Vasca creado por Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos, en 1932. Impulsó el Estatuto durante la República y especialmente la celebración del plebiscito de 1933. Ese año fue elegido Diputado por Bilbao y jefe de la minoría nacionalista. Desde esta responsabilidad estuvo al tanto de la evolución de la tramitación de la Ley Municipal en pos de que incluyera disposiciones ajustadas a la especial situación económico-administrativa vasca. En 1936, poco antes de la guerra civil, falleció por un derrame cerebral.