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Rincones perdidos en la memoria

La diosa es del Athletic

El escultor Ricardo Iñurria, que fue escolta y correo del lehendakari Agirre durante la Guerra Civil, recibió el encargo en 1950 de una escultura para el banco Central Hispano. Optó por la diosa Minerva, hoy athleticzale

La diosa es del AthleticBorja Guerrero

Miren si será grande el Athletic que incluso en el Olimpo de los dioses ya existe una diosa que venera al club de San Mamés. En el Bilbao más clásico de principios del siglo XX la mitología era uno de los temas más recurrentes entre las esculturas públicas, dicen que porque su imagen transmitía elegancia. Minerva, les decía, era hija de Júpiter. Y era, a su vez, la diosa romana de la sabiduría. Una diosa guerrera y también protectora de las artes. Minerva iba vestida con armadura o vestido y siempre llevaba casco. Sus atributos eran la lanza, el escudo y la égida: un símbolo protector que llevaba en el pecho. La Minerva de la que hoy vengo a hablarles, luce en lo más alto de Bilbao, exhibe los símbolos propios de la mitología y una lechuza símbolo de la sagacidad y la sabiduría, y enarbola, ahí la tienen... ¡una bandera del Athletic! como si Iribar le inspirase.

Esta Minerva, también protectora de los artesanos y comerciantes, es representada con todos sus atributos clásicos: casco, lanza, escudo con la cabeza de Gorgona y la égida, una piel de cabra cubriéndole los hombros. En una de sus manos lleva una victoria Nice con sus características alas y portando una corona de laurel. La acompañan seis relieves en bronce alusivos al trabajo, elemento imprescindible para conseguir la victoria en las turbulentas aguas del comercio. Está tallada al detalle, cargada de símbolos.

La diosa se encarama en el chaflán del edificio cuya utilidad se ha movido al son de los tiempos. Es un edificio monumentalista de estilo grecorromano que nació como sede del banco Central Hispano en Bilbao, diseñado por el arquitecto bilbaino Miguel Ignacio Galíndez Zabala (1892-1980), quien desde los años treinta del pasado siglo fue desplegándose por todo el Ensanche de Bilbao. Les decía lo del son de los tiempos porque en 1945, el año en que se puso en pie el edificio financiero de Bilbao se decía que era la tierra en la que pasta el dinero. Más tarde llegaron los días de las fusiones, y las concentraciones bancarias, el trepidante trajín financiero y sería el Banco Santander el que asumiese la propiedad de ese edificio señorial. En 2022, cuando los bancos han perdido su razón a pie de calle y el turismo y los congresos se han convertido en uno de los dos motores de mayor cilindrada en estos tiempos, adquirió el edificio el Radisson Collection Hotel, un hotel que combina espacios informales con un estilo Art Déco con toques japoneses y que da respuesta a las citadas necesidades. ¿Será una invocación de la propia diosa Minerva, que llegó a su ubicación actual en 1950...? ¡Quién sabe!

Estudiémosla. La escultura fue realizada por el escultor vizcaino Ricardo Iñurria Alzubide, considerado como uno de los escultores integrantes de la llamada segunda generación de escultores vascos tras Francisco Durrio, Nemesio Mogrobejo o Moisés Huerta entre otros. Fundida en bronce, la obra fue encargada al escultor por el Banco Hispano en el año citado. Ricardo inicia su formación en 1921 en el taller de José María Garrós y en el de los Basterra (Serafín Basterra y sus hijos Higinio y Manuel). Entre 1928 y 1932 estudia en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao. Y en 1933 recibe una beca para formarse en París, aunque su estancia es muy breve. Ya iba formándose pero unas nubes negras encapotaban el horizonte. La Guerra Civil iba cociéndose a fuego lento y Ricardo sería partícipe activo de ese conflicto.

Durante la Guerra Civil, Ricardo Iñurria sirve como escolta y correo del lehendakari Agirre. En 1938 es detenido en La Peñilla y encarcelado en el penal de El Dueso (Santoña), después en El Puerto de Santa María (Cádiz) y finalmente en Alcalá de Henares (Madrid). En esta cárcel talla un Cristo en la cruz que se envía al papa de entonces y que ahora se conserva en los Museos Vaticanos.

En 1940 es liberado y regresa a Santurtzi. Comienza a trabajar, aunque al principio con ciertas limitaciones laborales. A diferencia de otros artistas, Ricardo Iñurria abandonó la militancia activa tras su excarcelación. No así su afiliación al Partido Nacionalista Vasco en el que se mantuvo hasta su muerte. Aunque como pintor realizó algunos paisajes, bodegones y retratos, a su regreso a Bilbao se dedicó principalmente a la escultura, en concreto a la imaginería policromada, donde han destacado varias esculturas muy veraces que brotaron de su ingenio. De su extensa obra destacan los pasos procesionales Ecce Homo (1944), La flagelación del Señor (1955), popularmente denominado Los azotes y la imagen de San Antonio para la iglesia homónima de los franciscanos de Iralabarri.

Volvamos al edificio para darle al artículo algunas pinceladas arquitectónicas e históricas. El edificio en cuestión, remataba de manera excelente una de las primeras manzanas del Ensanche y suponía para Bilbao una importante pieza para la fisonomía de la gran urbe que estaba emergiendo. Contrasta en el vecindario con el rascacielos de Torre BAT y se enclava entre la Gran Vía y la calle Berastegui. Francisco de Berástegui llegó al Señorío como nuevo Corregidor en 1599. Se le atribuye la paternidad del Capitulado de Concordia estipulado entre la ciudad y la tierra llana formada por las anteiglesias de Abando, Begoña y Deusto, firmado en agosto de 1630. Capitulado que consta de dieciséis artículos, y que puso fin a las luchas entre los vizcainos de la villa y el campo. Son cosas de dioses. O de diosas, si lo prefieren.