Cuando la ola de la robotización de los años 80 empezó a tener un grupo de detractores en contra de la informática, IBM sacó un anuncio que fue una verdadera reflexión sobre el problema de la automatización y el concepto del trabajo. En el cartel se decía que “En una obra había dos personas viendo como una excavadora estaba haciendo su trabajo. Uno de ellos comenta que por culpa de esa máquina ahora mismo se están perdiendo 12 puestos de trabajo que podían estar con palas haciéndolo todo, a lo cual el otro le responde que realmente ese trabajo lo pueden hacer más de doscientas si en lugar de palas les damos cucharillas de café”. En tiempos de crisis siempre nos apetece hacer esta reflexión sobre si la tecnología y la automatización son en cierto sentido negativos. Los robots son la cara visible, pero la cara invisible de todo esto es la Inteligencia Artificial. Dos tecnologías que han venido a quedarse y a revolucionar la economía actual. No tenemos que ser políticos que basamos nuestro lema en dar más y más puestos de trabajo. Tenemos que preguntarnos cómo todo este tipo de tecnologías está cambiando las actuales normas de la economía, reflexionar sobre las jornadas de trabajo y desde donde se trabaja y cómo podemos transformar nuestra sociedad.

Debemos ayudar a desarrollar atractivos ecosistemas para el emprendimiento pero con nuevas normas. Los robots tienen que hacer esos trabajos repetitivos y tediosos que dentro de unos años reflexionaremos y diremos, “cómo eramos capaces de hacer que una persona hiciera las funciones que es capaz de hacer un robot”. Las jornadas de trabajo no se tienen que plantear bajo los esquemas clásicos sino bajo el esquema de la productividad y un objetivo claro de beneficios. Si hemos planteado un proyecto a tres meses con un beneficio X, si nuestro equipo es capaz de hacerlo en dos meses, los mandamos ese mes de vacaciones, no los ponemos de nuevo en otro proyecto para ganar X+100 y que ese remanente de beneficios vaya solo para la cúpula directiva. Las ciudades pueden ser más sostenibles sin coches y las zonas rurales pueden resurgir si las dotamos de una infraestructura de red 5G y de servicios que hagan atractivo trabajar desde esos entornos.

Hay una idea instaurada en nuestras mentes sobre el robo de puestos de trabajo por culpa de la robótica y es un pensamiento totalmente erróneo. Los robots no nos están quitando puestos de trabajo, son las reglas del juego las que están cambiando y cuanto antes nos leamos las nuevas instrucciones o colaboremos en crearlas, la forma de vivir será muy diferente a la que conocemos. Mira como se vivía y trabajaba en cualquier época antigua, como se hace en la actualidad y sueña en como va a ser el trabajo y las ciudades del futuro gracias a la tecnología.

Los estudios relacionados con estas materias tienen cada día menos alumnos. A los problemas de la falta de nacimientos, se une que cuesta mucho que el género femenino se anime a este tipo de estudios y las nuevas generaciones están optando por otras carreras que se están vendiendo por parte de las universidades como algo goloso pero que sus salidas hacia el mercado laboral no son las mejores. Mientras que la tecnología busca trabajadores seguimos optando por carreras que son perfectamente elegibles pero que no tiene sentido que los estudiantes las elijan como una moda. Ya me gustaría que la robótica, la ingeniería o los estudios de Inteligencia Artificial estuvieran de moda.

@juandelaherran