Contaba Paula Ostiz a este diario, que tras el oro en el Mundial de ruta júnior de Kigali durmió de maravilla. “Dormí como una niña pequeña después de haber ganado el Mundial. Tenía mucho sueño”, dijo la navarra. Es necesario dormir bien para seguir soñando.
Porque la navarra es una mujer a un sueño pegada. Siempre tiene uno que conseguir. Doblado el maillot arcoíris en la maleta de la historia antes de exponerlo en un cuadro que le recuerde su hazaña en su casa, la iruindarra se presentó en Francia para hacerse con el maillot de campeona de Europa de crono.
Del arcoirís de Kigali a las estrellas de Étoile-sur-Rhône, donde se coronó por segunda vez consecutiva reina de Europa de contrarreloj. Nada se le resiste a la iruindarra, enfilada hacia la eternidad. Otra vez sintiendo el éxtasis de la victoria.
Victoria apretada
Paula Ostiz se impuso por la mínima a Magdalena Leis, a la que superó por apenas un chasquido. Dos segundos le ungieron de oro. El bronce fue para la noruega Oda Gissinger.
Paula Ostiz quería volver a sentir el maillot de campeona de Europa sobre su piel después de que el pasado curso lo lograra. Que las estrellas de su diseño se posaran sobre su anatomía de competidora feroz.
Feliz y dichosa tras el laurel del Mundial, con el impulso intacto, Paula Ostiz encaró la crono con la carrerilla pizpireta e inolvidable de las memorias de África. También tendrá un capítulo para los recuerdos y las postales de Francia. Paula Ostiz, emperadora de Europa.
Para ponerse el reloj de oro esperaba un recorrido de 12,2 kilómetros entre Allex y Étoile-sur-Rhône con un final picudo, una ascensión con 1,1 kilómetro y un 4,7 % de desnivel que serviría para establecer la jerarquía de una crono que se asemejaba a una prueba de pértiga: aceleración, impulso y proyección para echar a volar.
Hace tiempo que Paula Ostiz vive en las nubes, en sus propios sueños, en su realidad. Levitó la navarra para ser la mejor de la crono, una especialidad que domina. Remató su excepcional actuación con la mejor marca 18:38, a 39,2 kilómetros por hora de velocidad media. Insuperable. Otro registro para su historia de triunfos. Irati Aranguren fue 15ª.
En la crono del Mundial, Megan Arens pudo con Paula Ostiz, que penalizó en el tramo definitivo. Esta vez, la neerlandesa se quedó sin medalla. Fue cuarta. A 13 segundos del expreso de Iruñea.
El Europeo proponía otro escenario, con el cielo vistiendo un capote de nubes grises caprichoso que se mezclaba después en el cielo azul y una temperatura fresca, lejos del pálpito de Kigali.
La navarra, convencida, obsesiva, quería la corona. Ajena a la presión que a otras atenaza, Paula Ostiz bailó el claqué de la victoria con su juego de piernas furioso. Otro chupinazo. San Fermín puede sentir celos de su fantástica vecina.
Enorme competidora
La fiebre del oro guiaba cada pedalada eléctrica de la iruindarra, envuelta en su pose compacta, como un puño que atraviesa el aire para agarrar el futuro que viene. Tal vez el futuro sea hoy.
Días después de regresar de Kigali con el tesoro de la plata de contrarreloj y el oro de ruta, la navarra alcanzó la gloria dorada en Francia. En breve, podrá montar una joyería entre tanto metal precioso que condecora sus hazañas. Coleccionista de trofeos, inmenso su palmarés en una campaña formidable la iruindarra se quedó con el cetro del Europeo. Paula Ostiz conquista el Europeo de crono