A estas alturas, creo que todo el mundo sabe ya que soy un ciclista tardío. Empecé a competir en aficionados en 2022, con 25 años, y recuerdo que en mi cuarta o quinta competición viví una situación bastante impactante. Sucedió en la carrera de Estella, donde se produjo una caída de 70 tíos que obligó a neutralizar la prueba por el tema de las ambulancias. Yo solo me hice rasguños, pero al levantarme vi delante mío una montaña de corredores y bicicletas, con gente gritando, sangre en la carretera... Fue un accidente de características muy diferentes al que va a marcar esta Itzulia, pero en su día me dejó el mismo mal cuerpo.

Lo de ayer me cogió en posiciones retrasadas del pelotón. Cuando pasé por la famosa curva, ya había varios ciclistas en el suelo con mala pinta. Al que mejor identifiqué fue a Remco Evenepoel, que estaba en la hierba, a quince metros de la carretera, intentando levantarse. ¿Los motivos de la caída? Yo tampoco lo achacaría todo al estado del asfalto. Puede que tuviera un par de baches, pero no creo fuera para tanto. La sensación que sí me queda es que aquí se va todo el día muy muy rápido, y que se pelea la posición en cada bajada y en cada cruce, lo que lleva a correr muchos riesgos. Mira el golpe del propio Roglic en la etapa del miércoles. ¿Era peligroso ese giro? Yo diría que no.

Sucedió entonces que estábamos a punto de subir a Olaberria y había mucha tensión. Ayer, mientras, la zona del accidente también significaba un punto clave. Tras esa bajada empezaba de forma inmediata el encadenado final de subidas, y todo el mundo quería estar bien colocado. Fue una pena, pero al final también sentí algo de alivio. Cuando nos neutralizaron, preguntábamos a los jueces qué tal estaban los corredores que se habían caído y no nos decían nada. Ahí te pones en lo peor... l

Sorarrain (Tolosa, 1996) disputa su primera Itzulia, prueba que supone a su vez su estreno en el World Tour.