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Una montaña para Bizkarra

El escalador de Mañaria se lució en la Vuelta a Andalucía, donde se mostró entre los mejores en la etapa reina

Una montaña para BizkarraFoto: Euskadi Murias/Photogomezsport

A los escaladores les gusta dejar huella en las cumbres por las que respiran. Las montañas se recuerdan, en gran medida, por sus moradores. La memoria colectiva vincula crestas y nombres. En la biografía de Mikel Bizkarra (Mañaria, 1989) quedará para sus adentros y para la mirada de la cuneta su firma en Allanadas, el remate de la etapa reina de la Vuelta a Andalucía, donde el vizcaino discutió con la aristocracia del pelotón: Mikel Landa, Froome, Poels, Fuglsang, Wellens... “Me ha dado muchísima confianza el haber estado en un grupo tan selecto porque es muy complicado”, atribuye Bizkarra, que se puso a rueda del ciclismo después de colgar los tacos de pelotari y abandonar el fútbol. Bizkarra persiguió la senda de su hermano, que competía en juveniles y le prestó la bicicleta cuando pasó a aficionados. “Una Mendiz que seguro que alguien está utilizando”.

Su hermano fue el guía y su primo, Egoitz García, que no dejaba de acumular triunfos mientras Mikel era un quinceañero, alguien al que emular. “En casa siempre ha habido afición por el ciclismo. Con mi padre íbamos a ver las carreras, las de aquí, casi todas, y también íbamos a ver el Tour”. Enjuto, ligero, diesel, -“me falta explosividad”, asume-, a Bizkarra siempre le llenó el estilo dinamitero de Marco Pantani, “que reventaba el pelotón en mil pedazos cuando atacaba”, la referencia de tantos y tantos escaladores. En Allanadas, ante un puñado de corredores de enorme impacto, el corredor del Euskadi-Murias se agarró a su estilo. “Recuerdo que al principio se aceleró muchísimo y ahí sufrí. Se empezó con un ritmo muy brusco. Pero sabía que a ese ritmo no se podía subir hasta arriba”. El potenciómetro no engaña. Los corredores conocen dónde están los límites. No convenía ahogarse. Paso corto y vista larga.

Por eso, cuando el grupo resopló, cuando se tomó una bocanada de resuello, Bizkarra se rehabilitó con el aliento largo. “Llegué donde estaban ellos, que se vigilaban. Así que lo intenté, aunque no avancé mucho”, apunta Bizkarra, que reconoce que “los corredores de ese nivel aprietan y aflojan cuando quieren. Estar con ellos hace que te crezcas”. A pesar del sufrimiento, Bizkarra, fantástico en la ascensión, se instaló entre los mejores de la general. Solo la crono del último día le arrancó del top-ten. Finalizó en la 12ª posición. “Sufro en las cronos. Tengo que mejorar, pero, sobre todo, potenciar mi punto fuerte, la escalada”. Con esa idea, la de continuar progresando y lograr una victoria este curso, afrontará la Volta a Catalunya y la Itzulia, las primeras citas WorldTour para el Euskadi-Murias. “He estado una vez con ellos y mi idea es estar más veces. Que no solo sea una vez. Si has estado una vez, se trata de repetir”, dice Bizkarra, que quiere una montaña.