Bilbao - Alberto Contador no consiguió ganar, solamente llegó en la trigésima posición, ni dio un mazazo definitivo a la clasificación general, pero ayer, en la meta de Fiuggi, el ciclista de Pinto mostró una sonrisa de oreja a oreja. Felicidad pura. Contador vivió una de sus llegadas más satisfactorias al concluir la maratoniana etapa de 264 kilómetros. Era el único objetivo, terminar cómo sea. Pese a que el hombro izquierdo pidiera clemencia y cada pedalada fuera un pinchazo, había que llegar a meta. Acrobacias sobre la bicicleta, ayudas de los compañeros en el avituallamiento o para realizar el simple acto de colocarse el maillot antes de partir, de todo tuvo que hacer el madrileño para superar la etapa, para sobrevivir tras la dura caída sufrida el jueves. Contador volvió a sonreír, volvió a bailar sobre la bicicleta, mientras Diego Ulissi, varios metros por delante de él, celebraba extasiado una victoria que arrebató a Juanjo Lobato por escasas pulgadas.
“Estoy contento porque he pasado el día y eso es algo que no tenía muy claro”, comentó Contador nada más finalizar la etapa. Fue un día duro para todos los ciclistas. 264 kilómetros con un final rompepiernas, capaz de sacar a más de uno de ritmo, como le sucedió a Igor Antón, que se dejó otros diez minutos más en la clasificación general. El líder del Giro apretó los dientes y aguantó el dolor para superar cada obstáculo. “He sufrido muchos dolores. Ha sido una etapa de siete horas y veinte minutos y a partir de la cuarta no sabía ni cómo poner la mano”, indicó el madrileño. Resistir no solo fue cosa de Contador. El equipo Tinkoff se volcó para ayudar a su primera espada. Fueron uno. Una maquinaria perfecta que supo moverse a la perfección durante toda la carrera. Primero, echaron por tierra la valiente fuga que llevaron a cabo Bandiera (Androni), Boem (Bardiani), Mihaylov (CCC) y De Negri (Nippo-Vini Fantini). Luego, diseñaron una perfecta armadura en torno a Contador, al que no le faltó ni protección ni comida, ya que sus gregarios también le ayudaron durante los avituallamientos. Para terminar, con el trabajo bien hecho, los componentes de la escuadra rusa se retiraron y dejaron hacer a los equipos de los velocistas. Un final caótico en el que Ulissi fue el más listo de la clase. El italiano supo aprovechar la dureza de los últimos metros y sorprendió a todos los esprinters y se llevó la victoria por delante de un Lobato que cada vez está más cerca de hacerse con su primer triunfo en una grande.
Etapa de hoy El sufrimiento de Contador no acabó ayer. El hombro no está curado del todo y hoy llega una prueba de fuego. La etapa partirá de Fiuggi y finalizará en el Campitello Matese, puerto de primera categoría, tras pasar anteriormente por el Forca d’Acero, de segunda. “Me esperan unos días muy difíciles. Mañana (por hoy) es una jornada complicada. En principio, era una buena opción para mí porque podía ser un terreno propicio para poder atacar, pero ahora toca ser más prudente”, explicó el actual líder del Giro. Fabio Aru y Richie Porte esperan con el cuchillo entre los dientes para dar un golpe letal a un dolorido Contador que ayer se fue a la cama con una sonrisa después de haber superado la primera piedra en su camino hacia la maglia rosa, pero hecho polvo tras el exigente recorrido: “Ahora solo quiero ponerme hielo y descansar”.