Bilbao - Desde que el Orica GreenEdge viera la luz como equipo WorldTour, en el curso 2012, ha acudido anualmente fiel a su cita con la victoria en la meta de Gasteiz de la Vuelta al País Vasco. Lo logró aquel año con el sudafricano Daryl Impey, con quien repitió en 2013, y el año pasado fue el turno de Michael Matthews, quien ayer adelantó 24 horas el día Orica al levantar los brazos en la jornada inaugural con salida y meta en Bilbao. El ciclista australiano llevaba dos semanas sin competir y el domingo prefirió no correr la Vuelta a La Rioja -fue el vencedor en 2014- para guardar fuerzas y lo cierto es que la apuesta no pudo salirle mejor.

“Sabía que tenía buenas piernas y que un final de etapa como este se me podía dar bien. Mi preocupación era conseguir una buena colocación en los metros finales, tenía bastante confianza en mis posibilidades de ganar esta jornada”, aseguraba en la línea de meta, visiblemente aliviado por haber podido evitar la caída final, acontecida a sus espaldas. “Ni la he visto”, reconocía.

Matthews no ocultaba que ayer llegó a la salida con un poco de incertidumbre al no haber competido en las últimas semanas, aunque se alegraba de que “las piernas me hayan respondido bien. En el equipo tenemos muchas ganas de hacerlo bien en esta carrera y es difícil empezar mejor que ganando la etapa y logrando el maillot de líder”. El aussie conoce de buena tinta la especial relación entre la meta de hoy en Gasteiz y su equipo y no se esconde: “Puede ser otra buena etapa para nosotros. Lo vamos a volver a intentar”. - J. L.