bilbao. Después de negar todas las acusaciones de dopaje durante años, el exciclista Jan Ullrich (Rostock, 1973) ha reconocido por primera vez haber recurrido a las transfusiones sanguíneas en una entrevista concedida a la revista alemana Focus, que se publicará la próxima semana. "Si, recurrí a los tratamientos de Fuentes", confiesa al ser preguntado por su relación con el médico español, con el que también había negado reiteradamente cualquier tipo de relación.
Para el presidente de la Federación Olímpica Alemana, Thomas Bach, los lamentos de Ullrich llegan demasiado tarde. "Para una confesión creíble debería haber dado una explicación completa hace algunos años. Sin embargo, perdió esa oportunidad". Rudolf Scharping, el presidente de la Federación de Ciclismo de Alemania, coincide con Bach: "Con una confesión así habría podido hacer un favor al ciclismo hace años, pero ahora esto no tiene mucho que ver con el ciclismo actual".
En la entrevista, Ullrich es claro. "Casi todo el mundo empleaba entonces algún medio para potenciar el rendimiento. No hice nada que no hicieran también los otros", indica el alemán, ganador del Tour de Francia de 1997 y de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Sydney. "Para mí la estafa empieza cuando alguien saca una ventaja. Eso no fue así. Solo quería asegurar igualdad de oportunidades", agrega el excorredor de Telekom.
"No soy mejor que Armstrong, pero tampoco peor", asegura en su testimonio sin renunciar a la comparación con Lance Armstrong, el estadounidense siete veces campeón de la ronda gala, y a la postre confeso practicante del dopping: "A quien más daño hice al final fue a mí mismo en lo que se refiere a mi imagen pública y a posibles consecuencias para mi salud". Tampoco se corta al analizar la opacidad de su caso: "Era un secreto a voces. Todo aquel que quisiera lo podría haber sabido".
Ullrich también considera en la entrevista que ahora es momento de enfocar el futuro y olvidar los errores del pasado. "Por mi parte, el tema está zanjado. Solo quiero mirar hacia delante y nunca volver a echar la mirada atrás". El exciclista alemán, quien había negado en todo momento cualquier tipo de relación con las practicas ilegales de dopaje, reconoce de esta manera a sus 39 años lo que hace tiempo había dejado de ser un secreto.
Desde que en 2004 la Guardia Civil abrió la llamada Operación Puerto, en la que se incautó de documentos y materiales en el domicilio de Fuentes (además de decenas de bolsas de sangre), muchos han sido los deportistas, en su mayoría ciclistas, que han ido saliendo a la palestra reconociendo sus delitos de dopaje. El propio Ullrich llevaba varios años en el punto de mira, desde antes incluso de que una de las mayores tramas de dopaje en el mundo del deporte saliera a luz. Su primer contacto con las sustancias ilegales fue en 2002, y se debió al consumo de anfetaminas, pero no fue sancionado, ya que le fueron localizadas en el organismo fuera de la competición. En 2006 fue expulsado del Tour y despedido por su equipo de entonces, el T-Mobile, Jan Ullrich y el año pasado fue castigado por el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) a perder todos los logros obtenidos desde el 1 de mayo de 2005 hasta su retirada, entre otros, el tercer puesto en el Tour de Francia de 2005, el primero de la vuelta a Suiza 2006 y una etapa del Giro de Italia de hace siete años.
El TAS también consideró probado que el alemán pagó a Fuentes más de 80.000 euros por servicios "no especificados", y que un análisis de ADN demostró que el perfil genético del corredor coincidía con el encontrado en las bolsas de sangre en posesión del doctor.