bilbao. Antes de que la Dauphiné Liberé se adentre hoy en los terribles Alpes de piedra para medir el estado de forma de los grandes aspirantes a ocupar el trono del Tour que dejará vacío Bradley Wiggins por incoparecencia (Dave Brailsford, patrón del Sky, anunció la semana pasada que el británico no será de la partida en la carrera francesa porque no se ha recuperado de las lesiones que forzaron su abandono en el Giro), Thomas Voeckler eligió el camino hacia Grenoble para deleitarse con su repertorio de gestos y muecas que irritan y su arrojo que encandila y derrotar así, por veteranía y velocidad, a José Herrada, el paisano de Ocaña que corre en el Movistar. Ellos, junto a Seeldraeyers y Silin, se jugaron la sexta etapa de la prueba francesa después de que el grupo que cogió distancia con el pelotón en un terreno quebrado y duro previo a la gran montaña se fuese desmembrando por la maravillosa terquedad de Voeckler, que ya mira con deseo al Tour y advierte: "Todavía sé cómo ganar carreras".

Hacia allí van también los chicos del Sky, con Froome sentado en el trono de Wiggins. El inglés domina la Dauphiné con una contundencia asombrosa después de sepultar a todos sus rivales en la crono del miércoles (le metió 2:44 a Contador) y batir al sprint al madrileño y a Valverde en la primera llegada en alto. Froome, Contador y Valverde, pero también Porte, Joaquim Rodríguez y otros, se examinan por última vez en los Alpes este fin de semana: hoy suben Alpe d'Huez, Sarenne y Noyer para acabar en Superdevoluy, un tercera de apenas cinco kilómetros; mañana, la carrera se decide en Risoul.

Mientras, una contrarreloj abre hoy la Vuelta a Suiza en la que Igor Antón busca el golpe de pedal para su regreso al Tour.