bilbao. Dicen los ciclistas que lo descorazonador de la Vuelta al País Vasco es que nunca se sabe lo que espera a la salida de una curva, lo que, a la vez, resulta ser lo más hermoso para los aficionados. A la belleza de lo inesperado, de todas maneras, le llevan poniendo coto los equipos que se juegan el pan en la ronda vasca. Buscan acorralar al descontrol y por eso, estos días previos los pasan de un lado a otro de Euskadi con el viejo rutómetro de papel en la mano.
El lunes, 1 de abril, la Vuelta al País Vasco arranca el Elgoibar y todo el mundo sabe ya que ese primer día regresa el temible Azurki al recorrido, aunque lejos del final, y, más importante aún, que la etapa no se decide subiendo las amables rampas de San Miguel, sino en su salvaje descenso que muere a los pies de meta; se sabe, también, que La Lejana, el repecho que acaba en el cementerio con 400 metros al 21%, es como para morirse; que Arrate es duro, pero que nunca deja secuelas insalvables; y que la última etapa antes de la crono, la de Beasain, es una especie de martirio, una travesía laberíntica por el Goierri que recuerda a la etapa infernal de la pasada Tirreno-Adriático con repechos como el de Olaberria, que también se sube en la crono decisiva, y descensos estrechos y descarnados -sin asfalto en algún tramo- como el de Barbari.
Ese es el resumen del trazado de la ronda vasca que ha memorizado Euskaltel-Euskadi estas semanas -ayer, los hermanos Izagirre, Sicard y Mínguez repasaron el asalto final a La Lejana-. Movistar, con su capitán Intxausti, Castroviejo y Cobo, hicieron lo propio por la mañana al adentrarse en las profundidades del Goierri, cosa que hará hoy mismo el Caja Rural, que anuncia a Txurruka, Oma Fraiel, Velasco, Piedra, Petrov, Marcos García, Cardoso y Fabricio Ferrari para la cita más importante del calendario vasco.